...

Carlo Enrique

[...]

Estos que renuncian no tienen más que un alma chirle y sangre chirle.

Tienen lágrimas sucias esos k'anras.

Porque sus cosas cuánto tiempo nomás estarán ocn ellos. 

Sus auquies los siguen atormentando, aun le murmuran a su werak'cha.

Me da pena que se guarden como pobre salk'a mientras sus hermanos, verdadreos k'aris abren la voz y el pecho bajo una ráfaga de plomo.

Ya Gonzáles Prada dijo que sus hijos los enjuiciarían.

Espero que aun les quede algo de brillo en sus ojos para sufrir cuando mueran sus hijos y regocijarse en su victoria.

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Comentarios +

Comentarios1

  • El Hombre de la Rosa

    Las virtudes del trovador se plasman en los bellos versos que escribes, iluminando mi sentimiento poetico con el genio refulgente de tu poema amigo Carlo Enrique
    Saludos de afecto y amistad
    Críspulo



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