Atropellada sinceridad seré,
la que habla del otro
aunque no por siempre.
En este, ecuador del reloj
aferrado a la conciencia,
es deseo vislumbres
la ocasión que se te presta.
Escala sobre la falacia,
conjeturando el final,
que me vuelva despojo
de tu quimera.
Aferra tu conveniencia
alejándome al trastero
donde la soga retiene,
y la guillotina, oscila
sobre la añoranza.
En el desvelo
que su sombra evoque,
de su filo marca el pulso
para componer el réquiem
que silencie mi eco.
Y dame por siempre nombre
de mujer, infinita,
como es él.
...
Reservados todos los
derechos de autor.
2-Febrero-13
F.B.V.
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