Recurriré a Job, bien mío, el glorioso patriarca bíblico, para que me prodigue el don de la paciencia que haría menos dolorosa la espera, que siento infinita, de tu presencia en mi escondida covacha de ermitaño.
Ese día, que ha de llegar cuando la brújula de tu corazón te oriente hacia donde me encuentro, solitario y triste, con la única compañía de tu recuerdo, ya borroso en mi mente por la larga espera, me reconciliaré con la vida y festejaré contigo libando el exquisito vino que añejé para ti, iluminando tu cabeza con una guirnalda de bellas flores de mí jardín, amorosamente cultivado, y cantando cual niño sublimes canciones que tú escucharás embelesada de amor.
- Autor: rodulfogonzalez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de marzo de 2013 a las 17:52
- Categoría: Amor
- Lecturas: 46
- Usuarios favoritos de este poema: Insomnioptera
Comentarios1
es precioso, tan bello que silencía todos mis comentarios
Gracias, Grettell, por tan generoso comentario. Saludos
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