(I)
Se ralentiza la mente; serena.
Decae el ímpetu,
flojea el vigor.
Resulta ya consciente hasta el atrevimiento.
... y el sillón conviene en ser más amigo.
... y los libros son llama,
cuando asoma el cansancio
junto a gestos pacientes
que, de visita, acontecen tardíos,
cercanos al ocaso.
(II)
Y tortuga se torna la liebre.
Temblorosas, las manos,
e inseguros, los pasos.
Rezagada la mente,
pierde el hilo de cuánto.
Entonces, puede suceder,
que el ser se vuelve sabio.
Llegando incluso a avistar
los sencillos principios.
Porque los años vencen
la solidez de los huesos,
y la tersura excelsa de una piel.
Todo los cuerpos menguan,
y ante el espejo los rostros se ven...
más que afeados, llenos de arrugas.
Y a los ojos retorna;
una mirada impresa,
que inocente nos llama
y recuerda a la infancia,
que frágil pide ayuda
pide le demos; voz a sus silencios,
y luz a sus mañanas,
que acomodemos sus noches borrando
de la estancia; a ese recio y terco frío
que se asemeja al peor de los miedos.
Esos ojos reflejan; la soledad:
cojera y desamparo.
Esos ojos reflejan;
a una triste memoria que camina alejada.
De a poco; desfallece la juventud.
Así como fallece aquel verdor,
(inevitablemente),
cuando se despereza sobre el bosque,
con la paleta y pincel en sus manos,
al recrear su don, el crudo invierno.
(III)
Ahora pasan veloces las hojas;
como nunca antes las pude ver.
Vencen raudos los meses, (en la pared),
sujetos al papel de un calendario.
¡Y empequeñece, el tiempo!,
suena la resta, cayendo la suma.
...y un bastón de madera
pende del colgador;
su apoyo fundiéndose con la espera.
De algunos cuantos pasos
la espalda cubrirá.
Cuándo las piernas tiemblen
y las dudas asomen impasibles,
ya fielmente transcritas como acordes,
en un acto del guión.
Asoma la incerteza,
al no saber si llegarán;
vientos propicios que eleven cometas
y zarandeen el trigo y la hierba.
O el clima efervescente, (aquel clima ideal),
que se ajusta templado al renacer,
acomodado en nuevas primaveras.
Parece que ya tocan las trompetas,
un preludio que avanza el fin de la obra.
Siempre le queda al hombre
un gran interrogante,
cuando preguntándose,
sobre su fin se cuestiona.
318-omu G.S. (Bcn-2013)
- Autor: omu (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de marzo de 2013 a las 11:01
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 59
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
AY DIOS QUE BELLEZA... DESDE EL VÍDEO... TODO ME HA LLENADO EL CORAZÓN... TIENES UN DON MARAVILLOSO... ESCRIBIR LINDO
FELIZ FIN DE SEMANA
ABRAZOS DTB
Una hermosa y bella forma de versar estimado poeta y amigo Omu
Saludos y amistad
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