Y ahora estoy pensando,
En que hubiese sido mi vida sin conocerte,
Hay va mi corazón de puerta en puerta,
Esperando y tocando, tocando, y tocando
A la merced de la suerte.
Que frio que siento,
Solo en imaginar el momento,
El momento que vivimos,
Aun si fue prohibido, prohibido todo lo que nos dimos.
Esa piel blanca,
Blanca como la nieve,
Esos ojos que penetran mi alma,
Y mi alma que se conmueve.
Y que suerte la de estar, aquí acariciándote
En un caminar de fuego en mi cama,
No me dice que me ama,
Aun así lo das todo para complacerme.
Esos dos lunares bajo tus labios,
Ho que labios para ser besados
Ese olor que impregnaste a uva,
Ese olor que nunca olvidare,
Ese momento que no desperdicie,
Ese instante que te valore.
Y ahora que hago, rubia;
Rubia cuerpo y rostro de muñeca,
Me dejaste tendido y con rabia,
Por no poder disfrutar tu belleza.
- Autor: Francisco de los Angeles (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de marzo de 2013 a las 12:05
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 323
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios4
Una maravilla de poema que ensalza la pluma del trovador que ha osado transcribirlo en sus versos estimado amigo Francisco de los Angeles
Saludos sinceros de afecto y amistad
Críspulo
Gracias amigo por sus sinceros comentarios
Letras intensas y profundas muestra clára y fehaciente de un sincero amor.
Saludos
gracias Winda por tus palabras de aliento a seguir adelante escribiendo
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