Nadie escoge ser poeta,
Así como la rosa no escoge su color,
Nadie escoge su alma o su fulgor;
Sencillo es darse cuenta.
Me paro frente al espejo,
Y veo al universo en traje de hombre,
Y veo como este se observa,
Lo miro rendido, cicatrizado,
Esta ahí, con sus problemas, con hambre,
Lleno de mundos dentro el calzado.
Y sus ojos son el vacio, se desintegra.
Y miro la luna y pide verso, pide cuentos,
Me siento en el suelo, y siento hormigas subir por mis dedos,
Camino con el viento tomándome sutilmente de las manos,
Y encuentro noches, encuentro muertos,
Y veo universos encerrados en humanos cuerpos,
Tomo a cada uno como mío, me los unto como ungüentos.
Son solo galaxias temiendo el paso de los tiempos,
Son solo tristes infinitos tornándose lentamente en perecederos.
Nadie escoge ser un poeta,
Ni yo mismo pude elegir esta vida de penares y cosas tiernas,
Si hubiese podido preferiría ser banquero, abogado, simplezas,
Pero nadie escoge, ni los profetas.
La vida de un poeta es un estar en contacto con los sentidos,
Y no poder ver la vida sobria u ordinaria,
Es estar condenado a encontrar un soneto en los perros,
Y no un sirviente que traga los diarios o ensucie los pastos.
Si pudiera erigiría ser un perro, si pudiera.
Y ser un simple siervo de los destinos,
Traer el diario sin leerlo sin reflexiones o pensamientos.
Ser solo un instinto y no un manojo de pensamientos,
Enmarañados, en los segundos del día a día enredados.
Pero nadie escoge ser un poeta,
O ser un filósofo que con la vida se haga preguntas inciertas,
O un artista que pinte en el mundo a sus demonios y musas.
Nadie escoge este oficio, ni la partera.
Todos somos hojas que se llevan los vientos,
Aunque somos universos,
Somos vidas con espectros ligeros,
Como las palabras, tan livianos como cientos.
No me mal interpretes, amo mis templos,
Amos mis amantes y las noches de amigos,
Amo las rosas, el pasto fresco y hasta los niños;
Pero no escogí ser poeta,
Esta vida me nació del pecho,
Me salió a borbotones,
Me escupió de los dedos,
Corrió de mi alma como trenes.
Pero yo no lo escogí.
Pues nadie escoge ser poeta,
Ni los más audaces, ni Neruda ni Storni,
Ni Becquer, Whitman o Bukowski,
Fueron obligados por la naturaleza.
Aunque juntos forjamos parejas,
Damos alas a los amantes y solitarias mujeres,
Damos asilo a los tristes y a los locos placeres,
Y para las flores de esposas, nosotros somos abejas.
Pero no por elección propia,
Solo por ser extrañas personas,
Por ser la pasión a viento en popa,
Somos músicos del alma y solistas.
Pero no por que se nos antoje,
Sino solo por que es nuestra fecunda manera,
De mirarnos al espejo y no ver solo una persona,
Es el modo de ver palabras, sentimientos y prosa,
Y aunque todos tememos convertirnos en simple quimera,
Somos un galáctico germen que se propaga de costa a costa,
Entre países e idiomas, entre gente rica o pobres sin ropa.
Entre amantes y libertinos, entre los desterrados y cautivos.
Somos los productores de esperma y matrices,
Somos las noches nostálgicas y los días febriles.
Pero no escogimos serlo,
Como tu no escogiste el color de tus ojos,
O como seria la pareja que te amo sin complejos,
O la pasión misma, que brota con sus besos.
Nosotros no escogimos esto,
Pero eso somos, eso seremos.
O por lo menos, yo deseo morir siéndolo.
- Autor: Héctor Adolfo Campa (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de marzo de 2013 a las 05:20
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 90
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios3
Tu precida genialidad empapa el alma de tus preciados y bellos versos estimado poeta y amigo Psychotic Writer
Saludos de afecto y amistad
Críspulo el poeta amigo
Nadie escoge ser poeta, pero todos podemos serlo.
me gusto mucho tus versos amigo.
Un verdadero placer poder leerte.
Saludos.
Nadie escoge...
pero los sentimientos te obligan a tomar una pluma y escribir el sentir... nadie escoge..pero si lo define---
te envío mi luz un placer pasar por tus letras!!
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