Eres cual la virgen divina señora,
Madre de los pobres,
Bálsamo al dolor.
Tu sonrisa dulce llenaba las horas,
De los que esperaban de ti con amor.
Todos te querían, los niños, las madres,
Ancianos e inválidos por verte vivir.
Todos te darían parte de su vida,
Para que brotara nuevamente en ti.
Más duermes marmórea,
Bajo el sueño eterno,
Coronas de gloria ornaran tu cien.
Sobre cien mil pechos el luto hace sombra,
Nunca mas amada fuera una mujer.
Seguimos tus pasos,
Seguimos tu ejemplo,
Junto a nuestro recto general Perón.
Comentarios1
Es un amoroso poema y un delicado detalle de tu parte compartir esta reliquia, cuando veo los noticieros de esa época y observo los semblantes de las personas que la despedían en su póstumo adiós, puedo decir que este poema que acá nos has compartido estaba escrito en esas lágrimas y expresión de gran dolor por esa pérdida tan dolorosa para los humildes de mi Patria.
Un beso y cuidalo mucho, tal vez pudieras compartirlo en el museo a su memoria.
Con mi cariño y respeto
Diluz
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