Madrugué tarde en su vida
anochecí en su amanecer
sonámbula levanté las alas
imaginé que me atardecía
Y en esa mañana podrida de dolor, me abandoné
partí mis alas entumecidas del frío sepulcral
Amanecí en mi hoy
jugué el mismo juego,
reviví el corazón y conocí su alma
Tengo la tristeza,
tristeza burlona
tristeza buscada y encontrada
olvidada, la que repentinamente invadió
con un hálito de suspiro ingenuo
aquel que duele, aquel que rompe
En el umbral de la noche quieta y misteriosa
moví el alma, ella dueña y señora
quemó el cuerpo, no la penetró
Encogida me arropó, me detuvo
y disparó sin control en el ocaso de la muerte.
La luna llegó y con ella la vida¡
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