Aviso que he vuelto después de muchos años ausente.
Y yo me pregunto: por qué
si tu palabra certera
afirma, que al cumplirse
el tiempo de la espera
-que para ti nada es-
el hombre ha de llevar
en vez, de su brutalidad
insana, de la fiera
que de moral no sabe
ni entiende nada.
De la piedra que grabó
tu mano con Leyes
Universales de tu voluntad
Suprema. En corazones
de piedra que tu mano
harían de carne, por el poder
de tu Espíritu las grabarías,
sellando tu nuevo pacto.
Qué ha pasado, que los
días, y los meses corren,
que "tus emisarios" salen
por las calles con
entusiasmo profundo
a recorrer por el mundo
llevando tus buenas nuevas,
y la gente "se convierte"
con una intención "sincera".
Y después de una larga espera,
nada sucede, en corazones
de piedra, en manos que
siguen atadas, en pies
que de estar encadenados
por un tropel de opresores
que por siglos los subyugan
a estos, a sus ancestros
y por lo que puede verse,
también a sus sucesores.
Qué es lo que falta me
pregunto, para ver hecho
realidad lo que solamente
han sido promesas, de libertad.
De qué tipo de basalto,
de granito, o diamante
en bruto está hecho el
corazón de los hombres que
aun las Aguas Celestiales no
logra despedazar, y aun
impide el cumplimiento
de tu promesa. No así con tu
misericordia, porque vaya,
¡Qué paciencia!, que le has
tenido a los hombres,
empeñados en irte en todo
a la contraria, que se roban,
que se matan, que codician
de lo ajeno, aunque lo suyo
sea bueno, piden más y no
se sacian. Que levantan de
madera hechos sus falsos
dioses de talla, que tienen
boca y no hablan, con oídos
que no oyen, que tienen pies
y no andan. Pero que igual
se les postran por delante y
les sirven con sus más profundas
fuerzas. Pero no honran
ni a su madre, y que
a la viuda maltratan.
Que no guardan
como has mandado, el día santo,
y apartado que en tu Ley
encomendaste. Ni se apartan
de buscar sus ambiciones
en un día tan especial,
y hasta lo cambian de turno.
Unos por edicto real, otros que
porque a Saturno honra, otros
al día dedicado al Sol lo tornan.
Y otros en día de invocar la Luna,
convirtieron tu reposo
en día de "santa" fortuna.
Y si de robar se trata: pues
ha robar que se ha dicho.
Y del alto mandamiento
hacen mixtura entre mentir
en tu Nombre, y en dar falso
testimonio, en usarlo para
usura en citar como Escritura
aquello no fue escrito
por tu voluntad, dictado,
diciendo: "así está escrito",
-o al menos así ha quedado-
Adulteran, lo mismo con
mujer ajena, que con el
dogma pagano, con la apóstata
conducta, sincretismo que
abominas, y todo lo distorsiona
en engaño, ocultando la Verdad.
Para que todo hombre lego,
dando palos como ciego guíe
al que también ciego está.
Llevándolo a Satanás.
- Autor: Carlos Cabonaro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de abril de 2013 a las 02:05
- Comentario del autor sobre el poema: Qué hay en la naturaleza del hombre que le mantiene tan ciego a Dios, a su amor y su paciencia. Qué impide que llegue el Reino de los Cielos.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 69
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
La hermosura de tus versos llenan mi alma de sabor poetico estimado amigo y poeta Carlos Fernando
Saludos y amistad
Amigo mío, siempre un placer saludarle, y un elogio que por venir de usted, tengo por leales sus palabras, y con modestia recibo. Que Quien inspira es más Alto que ninguno, yo tan solo escribo, lo que Él me dicta al corazón. Bendiciones abundantes para su vida, Shalom.
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