En el cuello, violetas anudadas,
el semblante sereno,
el paso decidido.
Dirección horizonte.
Por la mañana lumbre,
acorde con los rayos primerizos.
Cada paso de tiempo, lejanía.
Hasta la muerte te define.
La niebla, presidenta de la tarde,
atempera la voz con que te llamo
sin que puedas oírme
No importa. Tu reino sigue en pie,
al alcance, tan solo, de tus pasos.
Nocturno de silencio y agonía :
el mismo plano de la luz que muere
y el sagrado sepulcro de tu boca.
Las ondas de tu cuerpo se acomodan
bajo el calor de hogar de las estrellas.
- Autor: Antonio Fernández López (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de abril de 2013 a las 07:44
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 34
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Maria Hodunok.
Comentarios2
Una genial hermosura de poema amigo Antonio
Saludos y amistad
MUY BELLO Y NOSTALGICO POEMA AMIGO, tiene una mezcla de dulzura y un poco de dolor, pero es una pequeña obra de arte, encantada de saludarte.
CARIÑITOS DE LUZ.
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