No conozco su voz,
y su rostro tan sólo por los trazos
de una fotografía
a través del cristal de la pantalla.
Un fulgor que ilumina cada noche,
como faro en la costa,
mis íntimas renuncias,
que me apremia a ocupar sin dilación
la corona vacante de su alcoba.
La imagino sencilla,
de mirada serena al horizonte,
quién sabe si añorando
el pulso de una patria perdida en el recuerdo.
La adivino preciosa,
dueña de esa belleza relajada
con la que el tiempo acierta a cincelar
sus rosas escogidas.
- Autor: Moreral ( Offline)
- Publicado: 11 de abril de 2013 a las 06:12
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 46
- Usuarios favoritos de este poema: Sara (Bar literario)
Comentarios1
su poema es hermoso...me recuerda a los sonetos de Neruda
saludos
n_n
Muchísimas gracias. Me haces un gran honor al decirme que mis humildes versos te han recordado al Maestro. Muchas gracias de nuevo...
Un saludo desde España...
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