ELLA TENIA SUS OJOS NEGROS

Ella, ella tenía sus ojos negros

Cuando los abría

todo su cuerpo oscurecía

para que mis cosas fuesen ocultas

y sus cosas en las noches doblemente nocturnas

con  la ternura de un mortero

en las manos del beso, todas las tardes

un dios se posaba en sus parpados

para robar las imágenes

y teñir el firmamento.

Ella, ella tenía sus ojos negros

cuando los tornaba, sus ojos,

tenían latidos propios,

para darle un corazón a cada avecilla

que saltase de un ojo al otro.

Ella, ella tenía sus ojos negros

Cuando giraban, sus ojos,

un faro en el mar buscaba

los barcos del pensamientos

para que escuchasen un piano en el fondo

de su alma apresurada y triste

como un tesoro óptico y dilatado.

Ella, ella tenía sus ojos negros

Como la mirada de los ciegos

Cuando pelean con el día,

en una sola mirada transfundía su vida

y toda su vida en una sola noche

como una bebida abierta y repetitiva,

sobre sus negros ojos,

sobre su obscuro cuerpo,

 donde mis cosas eran ocultas,

y sus cosas doblemente nocturnas.

 Autor francisco roman derechos registrados