En el tiempo me quiero remontar
para cosas lindas y gratas recordar.
¿Por dónde he de empezar?
… en un hospital, acostada en una camilla,
su mano delicada sujetaba la mía,
diciéndome con ello: “Mi amor así te muestro”;
allí, a un costado, estaba su rostro,
intentando con esfuerzo mis ojos alcanzar;
su dulzura y ternura siempre su amor permitían contemplar,
evitando, con ello, que quisiera yo llorar.
Era sólo el principio de un largo caminar.
En las noches oscuras
mi alma de miedo sentía temblar,
y al él permitirme su cuerpo abrazar,
libre quedaba de mis locuras.
¡A lo largo del camino habría de haber tantas alegrías!:
Teatro, gimnasia, música y arte;
festejos de cumpleaños, regalos, deportes;
viajes, idas a la playa, Navidades,
familia, iglesia, clubs, amistades;
sorpresas y novedades, y nada de vanidades, …
¡de Dios cuántas bondades!
¡Y qué temperamento, qué autoridad!
Amor de verdad.
Para él, alguien a quien admirar,
para El, alguien a quien cuidar,
y para ella, alguien a quien amar con intensidad.
Décadas han pasado
y el tiempo los recuerdos no ha borrado.
Sólo falta reconocer
cuántos tesoros se nos concedió tener.
Con gran alegría y agradecimiento, hoy lo publico;
pero su nombre no quiero revelar,
pues él debe saber que es el único
que tan cerca de mi corazón puede estar.
- Autor: Dulce (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de noviembre de 2009 a las 12:51
- Comentario del autor sobre el poema: Amores para toda la vida. Amores que no deben menospreciarse ni olvidarse.
- Categoría: Familia
- Lecturas: 49
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