No confundas las palabras con las intenciones de mi alma,
y es que acaso ¿Nunca dejas de ser sociedad y te vuelves naturaleza?,
no te has preguntado, como ahora puedo ver tu rostro en lugares de calma
donde antes eran cerros, carreteras, plazas y cielos,
esto es darle vida a la vida
es como cuando estas cansado de ya no cansarte,
como cuando identificas la apestosa monotonía
Tomarse ese café con el silencio
y mirar hacia el fondo de la taza,
imaginando, editando tus pretensiones,
mientras te acompaña la ansiedad,
porque el reloj marca que ya es tarde,
porque la vida espera impaciente a que cumplas con los compromisos que tú mismo le
ofreciste.
Ahora mismo puedo invitarte a que improvises conmigo,
eso es más accesible a nuestros bolsillos deseosos de sensibilidad,
o es que acaso ¿nunca dejas de ser sociedad?
Hagamos filosofía de la que sirve,
hagamos poesía nada ortodoxa,
atiéndete la herida por desnudar tus ideales genuinos,
y aleja esa navaja analítica de estupideces.
Vuélvete presente en lo inmaculado,
quizás después te asegures de saldar las cuentas,
no estamos viviendo en las nubes, mi cielo,
déjame decirte que la vida es tan corta
y que el volverse apasionado
es lo único que nos queda,
pero eso es muy diferente, a tomarse todo en serio
¿Entiendes la paradoja, cariño?.
No seremos “gente fumada”, mi cielo,
porque no dejaremos de ser sociedad
más bien nos volvernos un poco naturaleza,
a lo mejor, así podamos morir con vida
y no morir, después de ya estar muertos.
- Autor: Etérea (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de abril de 2013 a las 21:28
- Comentario del autor sobre el poema: Acompaña este escrito con un poco de música jazz y la pintura Pintura: El Hombre y La Naturaleza > Julio Daniel Tejada
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 450
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.