Tu, dueña de mi pensar
desde que el sol aparece
hasta que duerme la luna
bajo el imponente mar.
Al acostarme la noche
eres reina de mis sueños
donde cada luna monto
mi caballo en tu rescate.
Enfrentando cada miedo,
destruyendo cada dios
que me aleje de tu cuerpo,
que te arranque de mis manos.
Pero siempre desvaneces
como estrella luminosa
al puntual amanecer
renunciando a ser mi reina.
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