Puedo estar en tu orilla, bien mío, sin abandonar mi covacha de ermitaño que tú has visitado en alas del pájaro del sueño, ágil y fuerte.
. Tú puedes estar en mi covacha, bien mío, sin abandonar tu orilla de suelo asfaltado y sin exponerte a los latigazos de las embravecidas olas.
Sólo tengo que imaginar que estás conmigo.
Sólo tienes que imaginar que estás conmigo.
Y el prodigio de la aproximación entre nuestras dos almas separadas por muchas leguas de distancia que parece infinita, se materializará.
Y tú me abrazarás con la misma fuerza sentimental que la primera vez.
Y yo te abrazaré con la misa fuerza romántica de la primera vez, hace milenios.
Y el abrazo nos transformará en una sola persona.
Y gritaremos cual niños caprichosos.
Y tú besarás, con tus labios trémulos de felicidad, cada porción de mi cuerpo envejecido por el paso atroz de los años.
Y yo besaré, con mis labios resecos y felices, cada parte de tu joven cuerpo.
¡Es que tenemos, bien mío, el don de la ubicuidad y el prodigio de un amor sin medida!
- Autor: rodulfogonzalez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de abril de 2013 a las 09:05
- Categoría: Amor
- Lecturas: 20
Comentarios2
Y pareciera un vago sueño de febril enfermedad, sin embargo es tan real si se imagina en un mismo tiempo, en ése instante tremendo en que somos capaces de trascenderlo todo, en ésa Ubicuidad.
Te abrazo
Siempre tan generosa con mis pobrecitos textos poéticos. Te lo agradezco en el alma. Te abrazo y te beso, Eladio
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