IRONÍA
La vi caminar por el centro de la calle, con un movimiento pendular, derivado quizás del sobrepeso de su propio cuerpo, más el de los varios bultos que traía con vaya a saber qué cosas. Además un tarro de aceite de oliva importado, le atravesaba el torso como una bandolera, sujeto con una tira de trapo.
Sabía que vivía en el campo, cerca de una estación de ferrocarril, aproximadamente a unos veinte kilómetros del pueblo, pero que se desplazaba por la ruta pidiendo el aventón. Algunas veces lograba subir al ómnibus que pasaba al mediodía por la ruta cercana, y esto provocaba gran molestia a los pasajeros. Por momentos la veía detenerse… dejaba los bultos y luego retomaba el andar. La observaba desde la ventana del lugar donde trabajaba. De pronto la vi acercarse hasta los paraísos que tenía a pocos metros, y la oí pedir a gritos a uno de los empleados de la cuadra –¿No tenés algo para sentarme? -¡No! fue la respuesta. Entonces, abandoné mi puesto de observación, busqué una silla y se la llevé. –¡Gracias!- me dijo. Nunca había estado cerca de ella y la impresión fue muy fuerte. Verla en toda su magnitud, robusta, tan desprolija, hablando sola mientras acomodaba las pertenencias a su alrededor. La dejé, pero su presencia en el bosquecillo atraía mi atención y en cuanto se retiraba el cliente, volvía a la ventana. De pronto comenzó a extraer de la lata: papas, huevos, carne, que iba introduciendo en la boca de manera compulsiva que me provocaba sentimientos y sensaciones poco agradables. Sabía que padecía una enfermedad mental y justifiqué su manera de actuar, mientras un pensamiento acudió a mi mente. ¡Qué ironía su destino! Su nombre, Azucena, alude a una bella y blanca flor, pero a ella, la vida la convirtió en ese ser maloliente al que muchos del pueblo evitaban.
- Autor: macridi (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de abril de 2013 a las 21:25
- Comentario del autor sobre el poema: Como lo dice el nombre, es un relato que involucra a un ser, que por sus características se convirtió en un personaje curiosamente atrayente, ya que su paso despertaba gran curiosidad y sentimientos encontrados. Al escuchar el nombre, acudió a mi memoria y me inspiró esta reflexión.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: matteo, Andra, ZAHADY, claudia07, EL MANU, Jareth Cruz, luisa leston celorio
Comentarios10
Un relato que deja una ventana de reflexión profunda... un gusto leerte Macri... besos para ti
Andra.-
Gran placer y alegría tu visita y comentario. Gracias Andra. Un abrazo y beso para ti desde Uruguay.
Azucena, casualmente era una señora que solía venir en las mañanas a pedir $2 para su pasaje para poder ir a trabajar. Hace mucho tiempo de ésto, pasaron como mínimo dieciocho años de ésto. Hoy el colectivo cuesta $3... O sea aparentemente lo que le daba para el pasaje le alcanzaba para la ida y para la vuelta. Luego ya no era sólo el pasaje... "algo para comer"...Y ya más adelante -"¿no tenés de esos licores que le das a las visitas?"...
Casualmente se llamaba Azucena...
Todos tenemos una Azucena en el barrio...
Sí Zahady , todos tenemos o hemos conocido esos personajes que por sus características personales atraen la atención de sus congéneres, despertando sensaciones y sentimientos diferentes. Creo que también ellos tienen los suyos con respecto a los demás. Mi Azucena vivió hace más treinta años, y hace poco acudió a mi mente y despertó en: Ironía. Con la lectura, surgió tu Azucena. Seguramente que han de existir muchas historias como las de ellas y nosotras. Solo que hay que disponerse a contarlas. Otra gran ironía es que habiendo llevado la vida como la hicieron, hoy fueron rescatadas e inmortalizadas. Q.D.E.P Azucena! Gracias Zahady. Un gran abrazo y un beso.
Estimada Maricridi, interesante y triste tu relato, que me ha dejado medio turulato, al notar la indiferencia de la gente, con una persona casi indigente, acá pienso que les faltó un poco de tino y que luego por ironías del destino, vos presenciaste la cena de esta dama llamada Azucena. Mi saludo afectuoso a la distancia.
Estimado Manu, percibo en ti, a un ser sensible, como no puede ser de otra manera quien ha encontrado en las letras el vehículo para expresar sus sentires. Sabes que Mi Azucena no era un ser indigente, sino que su salud mental le hacía actuar de esa forma algo pintoresca, que no causaba más daño; que aquel que se remediaba alejándose de su lado. Formaba parte de un una familia de gente ya grande, en la que cada uno vivía como podía y quería en su casa del medio rural, donde el alimento no era la mayor necesidad. El hecho ocurrió a la hora del mediodía, y lo que pude presenciar constituía su almuerzo. Gracias por tu presencia. Espero no quedes turulato por mi culpa jajjaja.
Que "Gracias" más grande
cubre todo el universo
como una sonrisa
un fuerte abrazo
Hermoso relato, para reflexionar, me gusto en la manera como describes las cosas, tienes un gran talento amiga, mis respeto y admiracion.
Gracias Jareth . Hace poco que estoy descubriendo esta capacidad, por la que tantos lindos comentarios he recibido. Es un orgullo para mí que Poetas como tú ahora me lo digan; pero también es una preocupación ser merecedora de los mismos. Gracias querido amigo. Un gran abrazo para ti y tu mamá. Bendiciones joven amigo!!
Un relato triste y reflexivo, amiga... Cuánta gente en el mundo no habrá con esas mismas condiciones...? Cuántos no tendrán ni para comer? Sólo Dios...
Hermoso escrito, amiga
Así es amigo. Millones personas padecen del alimento para satisfacer las necesidades básicas y millones, sin el alimento espiritual del afecto y la amistad. A mi querida Azucena le faltaron los últimos. Gracias por tu visita y solidaridad . Abrazos de amistad para ti :macridi
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