Sólo tú, bien mío, conoces las penas y dolores que consumen cada porción de mi cuerpo avejentado con filosos cuchillos.
Porque de ti he recibido el consuelo reconfortante para que la desesperación no me consuma, el fuego de mis tantas derrotas no me dobleguen y venzan mis fuerzas para continuar la lucha y las sombras no opaquen con su negrura mis milenarios y estrechos caminos.
Han sido tu gracia, tu ternura y tu fe en mi para vencer todos los demonios y fantasmas que me agobian y debilitan, las que mantienen jóvenes mis ideales de libertad, acrecentados con cada alba que gozo, mi seguridad de que las sombras no vencerán las luces de la sabiduría y mi amor por los débiles, atropellados impunemente en las satrapías.
¡Oh, bien mío, cuán afortunado soy contigo!
Sí, estás en la otra orilla.
No estás conmigo en tiempo real.
¿Acaso nuestra capacidad de imaginación no nos mantienen cercanos?
- Autor: rodulfogonzalez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de abril de 2013 a las 09:10
- Categoría: Amor
- Lecturas: 33
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios3
Hermosa demostración poetica llena de la savia de tus hermosos versos que arropan mi alma al encantamiento de sus geniales estrofas de amor estimado poeta y amigo Rodulfogonzalez
Críspulo con afecto y amistad
Gracias, amigo del alma, por su generoso comentario. Hago lo que puedo para darle vida a mis textos poéticos. Un abrazo desde mi dolido país, Venezuela.
Desde ésta mi lejana orilla
yo a ti te puedo ver
observo crecer la semilla
de amor a la justicia
germinando por tu ser
Te abrazo
Gracias, amiga del alma. Tienes una vista biónica pues ves mi orilla desde tu lejano México. Un abrazo, Eladio
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