Viciados, no obscenos, claramente perceptibles, connotados de un millar de formas posibles. Callados hubieran resultado quizás más comprensibles. Lacerados por un calor artificial, ensartados en una posibilidad anudada, ahorcados en su esparto pasional, con la lengua guindada como un pedazo de trapo sudado. No se puede vetar la racionalidad, las promesas vienen empacadas, el vino amargo no sólo sirve para cocinar… No sabe bien aquel proceder mundano, preferimos probar las cosas que no existen, se ha de luchar por un poco de justicia divina. Por qué nos tildamos de imposibilitados de inconsciencia. Nos colocamos la etiqueta de ignorante en la espalda de cada uno. Detrás de la compugida posición no hay dolor ya. Somos como nieve, solos como los copos, unidos como una piedra. Empaquetados en nada llegan los comunicados, solicitan un filtro especial para depurar palabras, una dicción aceptable para no recurrir al tecnicismo, un contrato de sordera para hacerse el sordo sin estarlo. Es más fácil sufrir en la superficie. La mente es la guerra. Los muertos en batalla no hieden. Los sentidos también se entregan. La cabeza del armagedón ha sido la tecnología. Los dirigentes políticos se forman también en las escuelas. Los horticultores no pueden usar guantes de seda. Se ha descubierto una especie de mariposa que vuela sin alas… Se desprendió del montón un verso redondo, y rodó por la superficie, por arriba de los desperdicios, para quedar incrustado en el filo de una botella a medio quebrar. Cae el fuego y no los consume, pero el humo lo ennegrece, lo oculta bajo las cenizas. Ahora es negro y se hace uno con la noche
- Autor: Isaac Amenemope ( Offline)
- Publicado: 8 de mayo de 2013 a las 13:40
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 42
- Usuarios favoritos de este poema: Marellia
Comentarios1
Ahhhh que bello nutrirse de tus letras.
Abrazos mi querido Guardián
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