Inexorablemente, bien mío, el alba se despide del día para darle paso a la noche y sus misterios.
Luz y obscuridad en un ciclo natural donde se trabaja y se duerme.
Brillo del sol.
Brillo de luceros.
Brillo de luna.
¿Has visto el alba alguna vez, bien mío?
Orfeo con su prodigiosa guitarra era capaz de levantar al sol, cansado ya de alumbrar otro hemisferio.
Impenitente sedentario en mi covacha de sueños, tentado por la ilusión de convertirme en nómada para recorrer interminables caminos que me conducirían a un único destino, a ti, primoroso bien mío.
Belleza indescriptible por mi delgaducha pluma de ganso o mi inútil pincel de artista frustrado, que sólo plasma en el lienzo figuras feas.
Alegría contagiante que vence el furor escalofriante de la tristeza.
Valentía oronda que derriba la orfandad de la cobardía.
Tú, bien mío, fragante juventud.
Yo, bien mío, quejumbrosa vejez.
Primavera y otoño.
- Autor: rodulfogonzalez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de mayo de 2013 a las 17:36
- Categoría: Amor
- Lecturas: 577
- Usuarios favoritos de este poema: DAVID FERNANDEZ FIS
Comentarios3
Que hermoso poema en bella prosa amigo,ha sido un placer pasar por tu rincon y deleitarse con su lectura,gracias maestro por compartir tanto amor en tus letras,un abrazo
Realidad y ficción, amigo del alma, se dan la mano en mis textos poéticos. Gracias por su comentario.
"Impenitente sedentario en mi covacha de sueños, tentado por la ilusión de convertirme en nómada para recorrer interminables caminos que me conducirían a un único destino, a ti"
Que hermoso... no encuentro una palabra mejor para describir la belleza de tus letras.
Te abrazo querido Eladio.
Buen día, amiga. Eres una impenitente lectora de mi pobrecita poesía, que tengo liberar de mi angustiada mente poco a poco. Saludos, Eladio
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