Madre mía, cuando era un chiquillo
Todavía, de negro cabello y con
Diente y medio en mi voz
Tu caricia sublime me consolaba, en cada
Noche de temor.
Tus cálidas manos de color tornasol,
Alumbraban mi corazón como mágicos
Luceros mañaneros, que bañaban mi cuerpo
Pequeño que pujaba por crecer.
Hoy te veo con otros ojos, ya soy un joven
Viejo, mis canas se hacen visible, el tiempo
En que me aleje de tu regazo ha marcado
Tu ausencia de mis largos años
Solo buscan ese caricia sublime,
Que consolaba cada noche de temor.
Madre, amor divino nacido
Del amor de Dios, eres y serás
La mágica creación del Ser divino
Que cada noche acuna en tu regazo
La cabellera enlutada de tu hijo
Que goza con tu mirada,
Que goza de la paz del Señor.
- Autor: alfonsopocho (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de mayo de 2013 a las 17:52
- Categoría: Amor
- Lecturas: 90
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