Un poquito de sangre
le sentaría bien a este poema,
que habla de la dulzura de tus ojos.
Pero yo me resisto
a tomarla prestada de la luna
-herida en el poniente-,
del corazón del pájaro
que canta su tonada en el almendro
o del brazo amputado de ese niño
que milita en el bando de la infamia.
Todo me pone triste a mí esta noche, por eso
no quisiera manchar este poema,
que habla de la hermosura de tu voz,
con huellas de holocausto.
Quisiera solamente decirte que te quiero,
que el mundo es luminoso,
que las flores de abril son todas tuyas.
Pero mi voz se nubla
con un silencio azul de cementerio
y enmudecen mis ojos con las lágrimas
del niño abandonado en la cuneta.
Yo quisiera escribir este poema,
que habla del encanto mágico de tu risa,
con zumo de jazmín,
y sólo encuentro
la tinta que han vertido a los océanos
los que pisan las flores cada día.
- Autor: Acedo ( Offline)
- Publicado: 19 de mayo de 2013 a las 16:46
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 64
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