Mientras tanto,
en lo alto de un cielo anaranjado
su pupila negra y la mía, se cruzaron tímidamente
Y el mar se encontraba en calma, silencioso, algo ocioso, esperando cubrir con su velo el inolvidable momento, en el silencio del crepúsculo que nacía y quería volar a un cielo estrellado
Nos vimos abrados uno al otro.
- Autor: C.A.R ( Offline)
- Publicado: 20 de mayo de 2013 a las 16:21
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 54
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