Os saludo amigos.
Intentaré entrar más a menudo aunque no sea tanto como deseo.
Por razones de problemas visuales no puedo estar en el ordenador, por esa razón no podré hacer muchos comentarios, pero abrí para intentar comunicarme poco a poco con todos ustedes porque os hecho mucho de menos.
Un abrazo.
DE ESCAPINTINA (Luisa Lestón Celorio)
A la sombra de un viejo olmo
un anciano descansa
a la vez que se esconde
del Sol fulguroso
que su piel envejecida abrasa.
Sentado sobre las fornidas raíces,
que de asiento le sirven,
piensa las muchas veces
que año tras año
bajo aquel árbol reposaba,
y cómo en el robusto tronco,
su espalda recostaba.
Apoyado en el bastón,
que un día fue una rama
de aquel olmo que sombra le daba,
observó lo elegante que lucía
con sus tupidas hojas
que le visten tan hermoso
haciéndolo, si cabe, más grandioso.
Ahora ya cansado,
más que nunca disfruta
de los plácidos momentos
que el viejo olmo le regala.
La brisa acariciadora
le sume en un dulce sopor,
y con los ojos entreabiertos
contempla los juegos
de los rayos del sol.
No distingue si es un sueño o una realidad
lo que contempla su cansada vista
que aún de lo bello sabe disfrutar,
porque se deja embargar por la robusta hermosura
de las ramas que sostienen delicadas hojas,
que como danzarinas, sobre escenarios
con atrezzo lleno de hechizo
se acompañan de melodiosos susurros
de las aguas del río Nalón.
Mientras sus sentidos extasiados
vislumbran momentos tan gozosos,
recuerda aquellos pasados tiempos
en los que él también disfrutaba
de las romerías y danzas del lugar.
Contempla el anciano
el correr de las aguas
que a sus pies se deslizan
hacia la ensenada.
El murmullo del río,
de plateadas aguas,
serena su espíritu,
que por ser ya anciano,
algunos le quebrantan.
Recorre su mente
el pasado ya lejano
y las veces que de niño
en aquellas aguas se bañaba,
y cómo a la sombra
del viejo árbol
con sus juegos disfrutaba.
Más tarde, ya de mozo,
sediento y cansado
del duro trabajo,
de la siega y la labranza,
en aquellas aguas cristalinas
la sed saciaba,
y su frente sudorosa, refrescaba.
Con su mano temblorosa
al viejo amigo acaricia,
y mirando su entorno,
en alta voz proclama el futuro
que a los tres amigos esperaba.
Observa las ramas
que en el río se reflejan,
y de esta manera diserta:
amigo y compañero,
ya de niño, viejo te conocí,
hoy más cansado y débil que tú,
me apoyo en el bastón
que hice de aquella rama
que un día sin tu permiso te cogí
para hacer bastones para mi padre,
y que hoy me sirven de soporte a mi.
¡Ya ves, viejo olmo, cuál es tu destino!,
tú sigues ofreciendo sombra a los caminantes,
calor a los hogares
y ramas para cayados
para aquellos que necesitamos
sentirnos seguros
para dar nuestros torpes pasos.
Yo me iré, compañero, con la esperanza
de hallar una sombra que me cobije
allá en mi nueva morada,
mientras tú te quedas
sembrando nuevos frutos
que darán nuevas ramas.
Y vosotras, aguas de afluentes,
cascadas y manantiales,
arroyos y fuentes transcurrís unidas
en un solo vientre,
vientre del Nalón
que con elegancia serena
os llevará hasta la muerte,
muerte en la mar que os acoge
dándoos de nuevo vida,
y que como a un niño,
os arrullará mientras os mece.
¡Oh, mi querido amigo!,
¡quién como tú, río compañero,
tuviese tan segura
la resurrección tras la muerte!
Luisa Lestón Celorio-2007-
Registrado: TOMO-BAZAR DE SENTIMINETOS
- Autor: ESCAPITINA -Luisa Lestón Celorio (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de mayo de 2013 a las 06:12
- Comentario del autor sobre el poema: Observando un anciano campesino que cada día me encontraba en mi paseo por una senda cercana a su pueblo interprete lo que podían ser sus pensamientos. Lo solía ver sentado a la orilla del camino bajo un viejo olmo con la mirada perdida en el discurrir del río.
- Categoría: Fábula
- Lecturas: 1217
- Usuarios favoritos de este poema: rosi12, El Hombre de la Rosa
Comentarios3
El suave sonido de la pluma se enamora de las letras cuando escribe tan hermosas fabulas en verso amiga Escapitina
Saludos sinceros de amistad poetica
Críspulo Cortés Cortés
Gracias Críspulo.
Gracias, amiga
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