A una tonada del amor.

Sara (Bar literario)

[La realidad tiene un dulce de cianuro, allá, en la circonvolución inexacta en donde cabe la felicidad.

Lo que quiero es olvidarme del amor, para tener una respuesta más tranquila a su sueño.] 


Te pienso. Tú, luego la vida, después la cuerda para colgar la ropa mojada con la voracidad de tu recuerdo. Un recuerdo compartido en los dedos buscándose a través de patrias que se unen, en el descanso del irreductible designio. Cuando soy de ti, no hago mi destino.

Tú, boca de noches recostadas en la silueta de mi corpiño. Corpiño de dudas que se arrojan a tu pelo y hacen muertes y edades para nacer en la tonada de ti. Amor mío, sombra de nosotros en la música incandescente de nuestros gemidos. Para amarte, me uno a la palabra que se libera y expande en la soledad del cuarto frío. A un lado de mi cama, hago en tu frente, un verano de motivos. Motivos para que te quedes, en el insomnio, soñando conmigo.

Noche: amor sin rostros, y amar sin delirios. Miento: el delirio se sabe lo que somos cuando atravesamos el engaño de ser dos desconocidos. Y nos conocemos en la mirada del "amoroso" que ha huído de su prórroga y la ha vendido por ser de un destiempo, un instante de sitios. Sitios de mí, tú, sitío mío. Alma de patios y relojes sin oficio.

 

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