Ayer… que anduve por la callemujer… me sentí un niñocuando alcé a mirar al horizontey me topé con tu rostro fino,sentí las mil vergüenzasque jamás había sentido,sentí mi corazón locoachicárseme de a poquito. Salí a caminar tempranode alegrías invadido,hube antenoche soñadolo más hermoso y querido,lo que una copa dibujapara un ebrio empedernidode sentimientos dorados,de una mujer sin más lirios. “Hube soñado que túsalías dichosa conmigo,sola, solo, los dos,deambulantes por los floridosprados de campos santostocados por angelitos,donde te confesaba mi amory tú lo aceptabas todito. Tus labios daban respuestadebajo de un eucalipto,no con palabras locas,sí con tus besos de armiño,perdíame más de prontoentre los aromas del sitio,pues el que despedía tu pielera a todos distinto. Cómo hervía mi sangre..!topando tus labios finos,y mi mente transportabaa mi alma hacia el infinito;mis manos fueron gigantessobando tu cuerpecito,el mundo era pequeñoay… tú y yo solitos. Entonces de no tan lejosdivisamos muy coloridoun altar de blancos satenesadornado por pajarillos;allí donde un día hace añosposó de rodillas Cristodiciendo que ese era el lugarpara nosotros escogido. Agarrados de las manosseguimos nuestros destinos,y ya en el altar santotomamos a tres testigos:al sol, a una palomay a nuestro Dios divinoante quienes nos casamospasando a sertú mi esposa, yo tu marido. Con una breve lloviznaen sol éramos bendecidos,las flores bailaban amor,las penas sólo el olvido;éramos ya un hogarcon toda una vida y delirios,tocaba vivir felicesforjando dicha a los hijos. Fue así que de repentesin mediar cópulas ni hechizospuse mi mano en tu vientrey en movimientos sentí a mi hijo,allí te sentí más virgen,bendita como la madre de Cristo,madre de un hijo mío,pues era yo el elegido. Como el sol en orientecrecía tu vientrecito,los pajarillos entonabancanciones de recién nacidos,los árboles regaban hojasque cubrían un hueco limpiodonde al calor de una hogueraiba a nacer nuestro niño. No era el mes de diciembre,era en un mes distinto,abril de las primaveras,de verdes campos de trigo,de versos de los poetas,de locuras de los cuerdillos,de cuando te daba mi amory éramos para un hijo. Había nacido el muchacho,un trigueño muy angelitocon aureola de un niño santoformada por sus pelitos,las alas eran sus brazos,vaya… que en vuelo vinoliado a la vida de su madrecon un cordón por su ombligo. Mira que en ese instantevolvía a nacer contigo,las campanas repicaron,los días cayeron sin ritmo;espadas no blasfemaronni las voces clavaron filos,todo era bendecidopor nosotros mortales vivos. Y en sueño yo di un saltohacia el futuro perdido,me veía labrando camposen compañía de mi hijo,pequeño que con encantoamaba la tierra y trigoensuciando su caritacuando levantaba el rastrillo. Pero esto fue más cautivantedurante esa jornada de cultivo:verte salir de casa ruborizadacon dos regalos contigo;el uno, el alimento sagradoen el fogón de leña cocido;el otro, otro niño en tu vientreen amor puro concebido. El cielo fue bondadosoal darme un hogar como quisola madre que cuida mis pasos,que me enseño a amar distinto;mi riqueza invalorada,pues no valía el materialismo,sólo tú, nuestros pequeños,nuestra grandeza y cariño”. Por eso ayer que te vi- dime si sientes lo mismo -mi alma desmayecióen segundos y fue marchitoel coraje que en palabras muestroque por amor es tan chiquito;fui por tu belleza grandea polvillo reducido. Me acordé entonces las vecesque en atardeceres sombríosqueriendo verte a hurtadillastemeroso fui sorprendidopor tus claros ojos de luzque recordaban mi estribillo:“tú entre mis sueños calas,tu nombre lleva mi libro”. Y como coincidencia a todojusto ayer a las cincohube terminado a los añosun pequeñito libro;promesa que me había hechola primera vez que caminé contigo,pues el nombre estaba dado,- tu nombre llevará mi libro - Quizá por todo este amorhice de mí un chiquillo,un ladronzuelo de miradas,un cuentero de sueños finos,un blasfemo de tu bellezainsurrecto a lo establecido,un constructor de castillos en el aire,un vagabundo sin su destino. Quise salir corriendopara ocultar mi humilde cariño,y como si me hubiese clavado al suelose estatificaron mis piecesillos;por todo mi cuerpo corríandescargas de escalofríosque alocaban más mi corazónpresuroso en sus latidos. Inadvertida pasaste por mi ladocon tu novio, como alfiler prendido,mira que dañina su imagenque hasta a mi alma rasgó su vestido;no di lugar a envidias,creció en mí un capricho,capricho de seguir amándote- yo soy quien debe estar contigo - Ayer… ayer que pasó todo esto,- quien diría… qué sucedió conmigo -terminé por la noche recorriendo calles- quien sabe hasta qué horas haya sido -mis ojos recibían del cielolágrimas que lloraban niñospor penas de soledad,por la impotencia del elegido. Cansé mi corazóncon tantos pensamientos vivos,cansé mi corazón inundado de amorcon cientos de versos dolidos;pasaron a ser mis sábanasel sudario que había escogidopara cubrir mis sentimientos malvadosy enterrarlos cuando esté dormido. Enterré todo lo malo,me quedé con lo divino,tú, un rosario plateadoy un crucifijo renegrido;ante la bruma de la mañanaque el sol había despedido,nuevamente dije:tú entre mis sueños calas,tu nombre lleva mi libro”. Otro día es ya ahoraque muestra diferentes caminos:tú con tu amor inocenteasediada por seres mezquinos;yo con mis versos mal hechosqueriendo ser tu marido;qué incongruente es el mundovaya… mundo de desobligos.
- Autor: ULISES CAPELO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de mayo de 2013 a las 10:51
- Comentario del autor sobre el poema: un sueño maravilloso, hoy un hermoso recuerdo
- Categoría: Amor
- Lecturas: 50
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, mariarl
Comentarios2
Un genial hermoso extenso y bello poema ade amor amigo Ulises
Saludos y amistad
genial hermoso bello corazón tienes niño
un poema parareler un abrazo mi niño
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.