Trinan en silencio las aves en su nido,
la mañana tímida, no desea despertar,
las sombras rondan atrevidas e imprudentes
y el invierno rebelde, no se quiere marchar.
¡Sigue tu camino invierno! ¡Sigue!
Dadle paso a la primorosa alborada
que de luz nítida, mi cielo oscuro pintará.
Dejad que las aves entonen su canto
sembrando melodías de dicha y paz.
No perturbes en mis ojos, la mirada,
no propagues en mi alma las nostalgias
y en mis débiles pasos, más inseguridad.
¡Sigue tu camino invierno! ¡Sigue!
Abandona mi pecho dolido y triste,
dejad que se inflame de felicidad.
Han sido tantas las penas y sinsabores,
que mis ojos han llorado en la soledad,
que cada lágrima se deslizó por mi rostro
dejando surcos estampando mi edad.
¡Basta ya de tu castigo invierno!
Hoy merezco de ti, algo de piedad.
Vete silente o con algarabía, en puntillas,
con la lluvia descalza, lavando las calles
de la mano del viento que despeina mi ciudad,
como desees, pero ya anda y vete, vete,
no te quedes ni asomado en el brocal.
Invierno rebelde, ya has cumplido tu tiempo,
has madurado con tu cabellos blancos
has cumplido, como el calendario, tu edad.
Dejad que se alcen los manzanos blancos
y la primavera borde colores en los duraznos,
que el sol madrugue en mis ansiadas ventanas,
que hasta ahora, están vestidas de oscuridad.
Dejadme acallar mi desconsolado llanto,
dejad que aflore mi vocablo y mi risa,
que brote el beso dormido en mis labios,
y que mi voz despierte mi dormida soledad.
Tú me arropaste frío y rebelde invierno
una noche de julio, cuando mi ventana abierta
sin sigilo y sin miedo te dejo entrar.
Recorriste mi cuerpo cual bravío torrente
y en mi pecho blanco te alojaste sin preguntar.
Invadiste mis recuerdos destrenzando pensamientos
y como pétalos de flores se desprendieron uno a uno,
cayendo al vacío, por una cascada demencial.
Perdí mi nombre, mis ilusiones, ya no pude soñar,
el rocío de mis sienes se volvió escarcha
y todo fue una ronda de figuras, de aspecto fantasmal.
Mis palabras incoherentes eran sonidos sin ruido
que mis labios callados, no dejaban de pronunciar.
La locura me abrazaba torturando mis noches,
fustigando como látigo sin permitirme el pensar.
El delirio intrépido, taconeaba en mi frente
como la lluvia taconeaba en mi ventanal.
Y yo vociferaba loca… pérdida del tiempo,
arrumando recuerdos en mi memoria ida
que solo deseaba dejarlos, en un suspiro escapar.
Fui prisionera en tus largos brazos, en tu andar,
me robaste el aliento… la vida y todo lo demás.
Cruel, pérfido y rebelde invierno, ya me acechabas,
cuando en otoño bajo los castaños me dejé enamorar
por aquel viajero que venía, naufrago del mar.
Fue la noche aquella… cuando a luz de luna
su boca sedienta a la mía comenzó a besar,
tu ya te anunciabas, si… como celosa tempestad,
asustaste al grillo que plácidamente dormía
quien emprendió la huida ligero, hacia el humedal.
Alzaste con furia a las hojas empalidecidas y caídas,
que sumisamente se dejaron en tus alas llevar.
Fuiste tu, que ya vaticinabas que no sería real…
Que mi viajero naufrago, tendría que transitar.
Y sucedió lo que tú tramaste y presagiabas,
se marchó mi viajero naufrago, hacia otro lugar,
me dejó un beso en los labios, una rosa en mi portal.
La luna se cayó de bruces tras las altivas montañas
y desesperanzada no se volvió nunca más a asomar.
Y le llamé… Grité su nombre! En vano fue mi llamar.
Se suicidó el sol esa tarde, ahogándose en el litoral
y no quedó en la blanca arena, huella de sus pasos,
fue borrada y deshecha, como las olas desechan la sal.
Ay, mi alma se trizó y fue más noche que la noche misma,
se fraccionó en mil pedazos como se triza un roto cristal
y una espina se clavó en mi pecho comenzando este a sangrar.
Agónico dolor que hiere en lo más profundo y no mata,
hiel que se aloja en la boca provocando nauseas…
temblor que arquea el cuerpo y duerme las manos,
lágrimas calientes, rebanadas del alma que se desmigajan,
cadena de sollozos y suspiros que el aire en su boca atrapa
y que va derramando en su camino para su voz acallar…
Fue un tiempo largo acompañada de su silente ausencia,
a la cual yo le hablaba en mis oscuras noches sin razón.
Acurrucada como ave herida abatida, que fallece en un rincón
me quedaba espiando hacia el sendero que un día le llevó
y escuchaba sus pasos… su risa y el sonido de su voz…
Locura, demencia, paranoia, furia, rabia y alucinación…
Gritaba, gemía, reía… lloraba, estaba loca, loca de amor,
nadie comprendía lo que me sucedía, algunos se burlaban
y otros me señalaban, lanzándome miradas de compasión.
Y heme aquí hoy día… clamándote de rodillas que te vayas…
Que abandones mi alma sufrida y me permitas un poco de paz.
Que dejes que vuelva a mi la vida, como hace tiempo atrás…
¡Sigue tu camino invierno! ¡Sigue!
No mutiles mi memoria ni desgajes mis recuerdos,
dejadme abrazar la mañana esplendorosa en mi pecho,
que mis ojos opacados vuelvan con ternura hoy a brillar,
que la sonrisa se trace en mis labios desdibujados ,
que mis cabellos blanqueados vuelvan el aire a perfumar.
La locura se ha retirado, he despertado a un nuevo sol.
Dejadme, entonces, solo dejadme invierno rebelde, respirar.
Que la primavera amanezca reviviendo mi esencia…
Que las ilusiones borden azules sueños a mí alrededor,
que canten las aves, el jilguero plácido en mi corredor,
que las estrellas se prendan lucientes en mi balcón,
que la luna y los astros titilen a lo lejos con resplandor.
Dejadme, sigue tu camino invierno… vete por favor
y dejad que vuelva la dicha, a anidarse en mi corazón,
porque la espera termina, mi viajero regresa,
a mi ribera hoy.
Liel
- Autor: Liel (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de junio de 2013 a las 22:38
- Comentario del autor sobre el poema: Cuando me encuentro en silencio y colgada a las letras, voy tratando de escribir y plasmar sentimientos, tal vez propios o de otros que no pueden expresar su sentir, lo que me provoca satisfacción y gozo, de poder hacerlo y sobre todo, compartirlo. Esta Canción de invierno, es quizás el poema más extenso que he escrito y lo he disfrutado.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 92
Comentarios3
Hermosamente descrita la historia del amor Liel.
Te abrazo
Gracias Tizzia por estar.
Un abrazo desde el sur hermoso donde vivo.
Al contrario Liel, gracias a ti por tan bella entrega.
Recibo tu abrazo desde el sur
Y te envío otro desde el norte
Mi hermoso México.
MARAVILLOSO POEMA DE AMOR QUE PARECE SUBLIMAR TU QUERIDA ALMA. ME ENCANTAN TUS TIERNOS SENTIMIENTOS QUE EXISTEN EN TU ALMA TIERNA
CON MI CARIÑO DESDE MI TIERRA...
Gracias Juan por tu pasito a mis escritos y dejar tus comentarios.
Saludos
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