Oasis que refresca al peregrino,
cuando cruza los desiertos caminos,
que amenazan aumentando la sed,
con espejismos que tienden su red
escondiéndo del cactus los espinos.
Por hoy descansaré bajo tu encino,
sin obstáculos sin muros sin pared
Agua dulce de vida y de merced.
Mañana de seguro he de beberla,
sabiendo que si no la bebo muero,
el hambre no es cosa que me apure;
Mas, no he visto hombre que con sed dure,
por eso aunque hoy sólo descansar quiero,
ya descanso, no dude -he de quererla-.
- Autor: Manny (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de junio de 2013 a las 23:34
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 62
- Usuarios favoritos de este poema: lindaestrella, alicia perez hernandez
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