"El gato del ventanal"

Oscar Fuentes F.

Con Cariño para Cinthia...


Era un gato quieto de mirada triste, su pelaje negro con un desordenado mechón blanco en el pecho no hacia diferencia con otros gatos que miraba pasar por la ventana, mientras buscaban desperdicios envidiando las comodidades con que el gato gozaba de forma sencilla y humilde. No era un gato con problemas superficiales, una cama acolchada por la noche y un tarro de atún por la mañana no equiparaban las tardes en donde era mimado por el hijo de su dueña (que más le gustaba llamarla mamá), esas tardes donde ronroneaba de felicidad al sentir la entrega de cariño que el joven esmeraba en demostrarle sentados en el sillón al lado del ventanal donde el gato esperaba la llegada de él.

Pero hasta que el joven no llegara el gato no hacia mas recostarse en el ventanal mientras jugaba a contar los perros que pasan por la calle, a veces motivaba sus momentos una que otra pelea entre sus semejantes y los canes que, mal entendido estaba, se llevaban con un odio mutuo.

Fue un día de primavera después de haberse levantado de su siesta que vio por el ventanal que sobre la baranda del balcón que da hacia afuera se estaba paseando una gata siamesa, ella lo miro movió su cola desordenada y con una lamida de bigotes se despidió para saltar hacia un basurero en busca de comida, al acto seguido llegó el joven que distrajo al gato quien al volver la mirada vio que la gata había desaparecido, volviendo a su rutina el gato no pudo dejar de pensar en ese singular momento cuando la gata lamio sus bigotes.

Al día siguiente se levanto mas ansioso de lo común que incluso dio vuelta el agua en la cocina haciéndose merecedor de un leve reto por parte de su “mamá”, cuando volvió al ventanal se encontró con que la gata estaba sentada en la misma baranda, esta vez con un gesto de complicidad movió la pata para llamar al gato, el minino cautivado por la intriga que despertaba la esbelta figura de la gata y el misticismo con el que jugaba aprovecho un pequeño espacio abierto del ventanal por el cual entraba una brisa que ventilaba la casa, salió hacia el balcón donde la gata esperaba seductora y perversa. Al ver que el gato tomaba la disposición para entablar la conversación  la audaz felina salto al basurero dejando al gato con la interrogante si ir hacia la oferta de la experiencia de su vida o aguardar a que el joven llegara que próximo estaba por cruzar la puerta ….

Pasaron las semanas y fue así como nunca más vi al gato, pero fue un día que extrañaba su cola rodeando mi muñeca que por el ventanal a la luz de la luna vi dos gatos que en el tejado del edificio de al frente proyectaban su sombra tras el ventanal hacia la pared que separa la cocina del pasillo de entrada, esperando que fuera él quien se aparecía gire con ilusiones ya muertas, y lo vi a él, energético casi feliz de estar allá afuera que se sentó dando al punto medio de la luna que por la noche estaba llena, me miro con una mirada fija y reflexiva como si me pidiera disculpas por haber encontrado la felicidad no le entendí la mirada altanera pero cariñosa con la que me miraba, pero todo tomo sentido cuando vi que una sombra delgada se le acercaba, era la de al parecer una gata de raza siamesa que rodio su cuello con la cola como si le estuviera apresurando a su andar, me quedo claro con su mirada de gratitud al despedirse que había encontrado su libertad, que dejó a mi madre para arriesgarse al mundo que siempre vio tras en cristal de las ventanas que solo le faltaba la compañía indicada para saltar a la aventura de la experiencia, de la practica… y pensé en el riesgo que traía para un gato de casa precipitarse tan rápido al mundo exterior pero con ironía dije: -Aunque sabiendo murió el gato que fue tentado por la curiosidad, este pudo haber muerto solo- , pero si no hubiera tomado el riesgo de intentarlo, no gozaríamos de la compañía de la libertad o de la felicidad que las comodidades jamás podrán dar tanto al hombre como al gato.

Meses después de estar visitando a mi madre (La que aún seguía triste por el abandono de mi compañero), salí al balcón a regar unas masetas y encontré acurrucado entre la manzanilla una bolita de pelo gris que dormitaba como si las flores fueran la almohada más cómoda que hubiera probado, ¡Era un gatito bebé! Bostezando me llego su aroma a manzanilla y leche, intrigado por el hallazgo mire hacia la calle buscando respuestas y fue entonces que le vi, como si esperara que yo saliera en busca de su mirada para poder seguir su rumbo, entonces entendí que no era coincidencia que ese mechón blanco que desordenaba el pecho de la criaturita fuera igual sino el mismo que caracterizaba a mi compañera que se alejaba ahora para siempre acompañado por su “libertad” jugando con sus colas hasta desaparecer por la esquina de la avenida felicidad.

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  • Autor: Oscar Fuentes F. (Offline Offline)
  • Publicado: 12 de junio de 2013 a las 03:33
  • Comentario del autor sobre el poema: No bastan con ser ostentoso y poseer la satisfacción vanidosa a la que somete la elegancia si no tenemos de alguien que con humilde corazón y vida sencilla nos enseñe que la mejor compañía es la que al llegar a nosotros la tomamos arriesgando salir desilusionados o victoriosos de haber conocido a quien nos corresponde. En tanto si hay alguien quien siempre nos será fiel y no nos defraudará lleva por nombre LIBERTAD.
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 120
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