(...) Guardé silencio y seguí los pasos de Hurux. Ella me dirigió hacia una especie de árbol y mencionó que éste era Sagrado. Aquel árbol era digno de total admiración -con mis respetos hacia los demás árboles-. Éste tenía algo especial, parecía comandar a todos los otros de su especie. Mi cuerpo se iba incontrolablemente hacia él, tenía muchas ganas de rodearlo con mis brazos, unirme a él. Se veía puro y noble. Como un anciano respetable por sus memorias, por el trayecto de su vida, por su leyenda personal. De repente, una hoja cayó de él, con una delicadeza y dulzura inexplicablemente vivas. Aquella hoja bailó deslizándose en el viento y por fin, se detuve ante mi pie. Me encontraba tan emocionada que no sabía si agarrar la hoja o simplemente dejarla en el suelo, para que siga su rumbo destinado. Y es en ese entonces, en el que comencé a reflexionar sobre el destino; la delicada hoja había caído frente a mí, con el mismo impulso que nos mueve a todos, el impulso de la vida. No importa si lo que lo produce es el viento o el árbol mismo, es irrelevante. Lo verdaderamente asombroso era que se desprendía porque la vida misma le daba ese “empujoncito”. Era como si algo del más allá fuese hacia el árbol y le dijese: “ya es hora”, y éste con el aliento de la vida, se despojara de todas sus hojas durante el invierno, para luego florecer nuevamente. Me pregunté si cada hoja era diferente entre sí, o si todas las hojas eran iguales. Entonces llegué a la conclusión de que las hojas eran el mismísimo árbol, su esencia y su cuna eran éste. Cada una de ellas contenía su memoria, le hacía honor a su existencia. Cada desprendimiento de una hoja era un fenómeno único… pero siempre era la misma hoja, que se volvía a desprender. Porque toda criatura pertenece a sus raíces, que a su vez, éstas raíces, pertenecen a la energía que las dio a luz.
En ese momento entendí la conexión de las cosas, y que aquel árbol, tan simple para cualquiera, y tan extravagante ante mis ojos, me había dejado una enseñanza que nadie me hubiese podido brindar. El verdadero aprendizaje, no es el que se entiende, sino el que se sabe. Y todo lo que había sucedido ante mi retina en unos instantes, había dejado más huellas en mi corazón, que quizás muchos otros momentos sin sentido alguno. En ese instante supe que: “nada tiene conexión hasta que uno mismo lo conecta”, y esa conexión se da nada más y nada menos que desde la Conciencia y el corazón, las frecuencias más elevadas del Ser.
Autora: Sasha Bartel
- Autor: SashaB (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de junio de 2013 a las 18:26
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 70
- Usuarios favoritos de este poema: Maria Hodunok., Alejandrina, micaela fernandez, PETALOS DE NOCHE, Murialdo Chicaiza, Luzbelito, Eduardo Manuel 17
Comentarios6
AMIGUITA, sin lugar a dudas sos la mejor, seras una escritora de primera, tanta imaginacion sabia es muy raro encontrarla en chicas de tu edad. MIS FELICITACIONES.
CARIÑITOS DE LUZ.
Hola amiga. ¿Cómo estás hoy? ¡Ya te extrañaba!. Muchas gracias por tu apreciación y tu buena energía. Te mando muchos más.
Saludos!!!!!
Inevitablemente me volví hasta mi castaño hermano.. Me encanto este relato amiga mucho muchísimo, un abrazo amiga , ojala y leas mi castaño amigo.
¡Buenas tardes! Prometo pasar a leerlo. Me alegra que te haya gustado mucho. Otro para ti. Nos estaremos leyendo. Saludos.
Hola Sasha ! Un relato hermoso que nos hacer reflexionar, hermoso....TODOS SOMOS UNO....todos tenemos la misma conexiòn con el Creador !
Lo importante es que aprendamos esto!
Muy buena tu enseñanza !
Gracias por compartir ! besos. Mica
Hola Micaela, muchas gracias por tu lindo comentario, siempre es lindo recibirte. Me alegra mucho que te haya gustado y hecho reflexionar.
Nos estaremos leyendo.
Otros para ti.
Sasha
"Todos somos uno"
y uno es todo, único...
tu prosa es demasiado espiritual, es como un eco acústico a la vida y a todo lo que se aleje de ella,
sobre todo cuando haces mención a los árboles,
gigantes del mañana
que entre sus raíces son siempre uno,
uno conectados con nosotros,
y nosotros conectados a ellos,
como hojas, como sucesos que aún no saben de futuros,
siendo en sus frutos el predicar del mañana...
Quizás un nuevo mañana, o quizás un marchitar del mismo cielo...*
Pero ahí no es el punto,
sino en la historia, en la trama fantástica, tipo maravillosa, y personificada en la realidad, que..., se va destruyendo cuando intentamos creer ser diferentes de los unos a los otros...
Me encantó!!!
¡Muchas gracias! Me alegra que te haya gustado y que te hayan dando ánimos de compartirme este hermoso comentario. Este texto, es un fragmento de una novela de Realismo Mágico, que escribí el año pasado. Que tengas un lindo día. ¡Saludos!
En algún punto mágico, caprichoso o predestinado, la humanidad rompió los lazos que la unían y fusionaban a su madre naturaleza. Supongo que transitar esta vida no se trata de encontar el por qué de tremebundo hito, sino de entender para qué. Y tal vez, me gustaría pensar, que aquellos como tú, que encuentran indicios supremos a tamaño interrogante, están de alguna manera, descubriendo el camino a casa...
Bello viaje, el que has propuesto, con tu realismo mágico.
Un gran abrazo y que tengas una bella semana.
Luzbelito
Muchas gracias por tu bello y completo comentario.
El lenguaje y el conocimiento son cosas separadas. Pero no completamente, pueden unirse, con voluntad y perseverancia.
Saludos Luzbel.
Que andes bien e igualmente para ti-
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