En lo irreal no se sabe hasta cuando caminar, nadar, correr, andar, tirar y hasta encoger.
Todo se hace en base al tiempo perfecto del que somos dueños y sobre el que decidimos.
Cada cosa hecha es pieza de un rompecabezas delicadamente creado y difícilmente terminado.
Hacemos lo necesario, más no lo suficiente y haciéndolo costumbre hacemos que nos llene.
Producimos pa´ satisfacernos y no pa´ reproducir la satisfacción.
Nos convertimos en la respuesta esperada y no en la precisa, objetiva y pensada.
Hacemos lo que los demás desean y deseamos lo que los demás tienen.
Hemos hecho de la lealtad, un prodigioso sinónimo de la hipocresía balanceada.
Lucimos arapos y de vestigios que vendemos como actuales y que ya han existido.
Vivimos más en lo virtual que en lo presencial y vemos la verdad como una maldad.
Lo virtual se transforma en vías rápidas de una autopista de muchas palabras oportunas.
Lo presencial siempre es lo esperado al final de esa autopista que decidimos recorrer.
Existe el creador, el conocedor, el explorador y el experimentado en dicha vía.
Y existe siempre el buen intencionado que lo olvida.
Él pretende hacer de todo el camino, algo novedoso que guste al mundo.
La vía, se adapta poco a poco hasta que del experimentado se olvida.
Y es que así como la naturaleza cambia en todos sus escenarios, en lo humano, no puede faltar.
Somos la principal causa de todas las suposiciones y presentimientos que terminan siendo verdad.
Así que dentro de tanto modernismo y un mundo paralelo virtual.
Apuesto por los que sienten y por que se haga presencial.
- Autor: Loel Henríquez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de junio de 2013 a las 00:27
- Comentario del autor sobre el poema: Para todas y todos, con mucho cariño.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 58
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