Un ladrón en la celda (Poema) Grabado

Hugo Emilio Ocanto

Al fin has venido a visitarme.

Hace días que te espero.

¿qué te ha pasado que antes no viniste?

Mucho trabajo, te entiendo.

Siempre argumentas lo mismo.

Pero no te creo.

Nunca he creído esa respuesta.

No vienes porque tienes vergüenza.

Claro, tu marido es un ladrón.

Para no perder la costumbre.

Una vez más he cometido el delito de robar.

Te voy a pedir no llores, por favor.

¿crees que esto es fácil para mí?

Si tuvieses que estar en mi lugar,

te aseguro que podrías llegar

a comprender lo que es estar

aquí encerrado. Para colmo

me dices que mis propios hijos

no quieren visitarme.

 

Claro, están avergonzados de su padre.

Pero cuando salga, bien

que a todos les va a agradar

saber la fortuna que tengo

para repartir entre ustedes.

¿ que cambie, para qué?

¿para seguir viviendo en la pobreza?

No querida, prefiero tragarme unos años aquí,

que tener que vivir como un harapiento.

Aún no han deterninado el tiempo

que me mantendrán es esta jaula.

Pero ya nos hemos de enterar.

Todo a su tiempo.

Tengo un muy buen abogado.

Y si perdemos, me instalaré aquí,

hasta que llegue el momento de mi libertad.

¿cómo están los chicos?

¿ me lo dices en serio, me extrañan?

Lo que me acabas de decir me produce

una gran felicidad.

 

Y tú... ¿me estrañas?...

también yo.No creo he de estar mucho tiempo...

Y si así fuese, tendré que tener paciencia...

¿que confiese y diga dónde tengo el dinero?

¡Nunca!... Has cometido un error

al aconsejarme tal pensamiento,

porque no he de hacerlo.

Toda la vida hemos vivido miserablemente,

y esta es la oportunidad para salir adelante.

¡Sí, aunque sea dinero robado!

¿que no les estoy dando un buen ejemplo a mis hijos?

Eso lo he pensado, sí...

es que ese dinero es parte

de nuestra fuura felicidad...

¿no me entiendes?

¡Basta, no me lo digas más!

Pensar que ellos han estado en mi pensamiento

al asaltar al gerente

corté la alarma,

lo hice dirigir a la caja de caudales,

y me entregó la fortuna que le exigí me entregara.

salí casi corriendo del edificio,

y a las tres cuadras,

casi me choca un vehículo...

llegué hasta el lugar

donde escondí el dinero.

Me quedé allí casi dos días.

No tenía nada para comer.

Su dueño, un amigote el cual

no se encontraba en la casa,

nada tenía.. sólo agua en la heladera.

La policía estuvo merodeando el lugar,

me encontraron, y aquí me dejaron...

¿cómo tenia yo la llave de la casa?

no recuerdo exactamente por qué.

¿ que tú sí lo sabes... cómo?

Es verdad, sí, es verdad.

Lo que dices, no puedo negarlo.

No puedo seguir mintiéndote.

De vez en cuando, cada uno por su lado,

llevábamos una mujer para

vivir un momento de placer...

¡Sí, tú siempre me has complacido sexualmente!

Pasa que a veces, cuando estaba bebido,

se me presentaba la oportunidad,

y la llevaba a cabo...

No me recrimines ahora...

no es el momento, por favor...

Siempre yo dándote disgustos

de toda índole.

Te pido perdón por mi maldad.

Mi asalto ha sido para que

podamos tener un mejor porvenir,

aunque tenga que soportar años de cárcel.

¡No grites, por favor,

que no estamos solos!...

¿qué es lo que me estás diciendo?

¿que si no digo la verdad

te separarás de mí?

¿no has escuchado lo que te dije?

Cuando salga de aquí,

podremos vivir holgadamente,

y sin ninguna clase de problemas.

No he cometido ese robo sólo por mí,

sino por ti y nuestros hijos...

que ellos estarían más orgullosos

de mí estando en libertad...

que aquí entre rejas como un ladrón...

Sí, te doy la razón...

es que... estoy entre la espada

y la pared...

no quiero que vivamos como antes...

¿de verdad te separarías de mí?...

y también me quedaría sin mis hijos...

no podría soportarlo...

Ya es la hora de que te retires,

dice el guardia.

Antes, unas palabras más,

Habla con mi abogado,

dile que mañana venga a visitarme

Necesito urgente que venga.

Estaré libre, y pronto,

te lo prometo...

Mañana he de confesar dónde está

el dinero. Así en pocos días

he de quedar libre.

Por ustedes he robado,

pero no quiero perderlos,

son parte de  mi vida, y los amo

a los tres...

Dile a mi abogado que lo espero.

¿que si hiciese esto serías

la mujer más feliz del mundo?

Sea, entonces, debo recuperar mi nombre

y a mi familia.

¿ te vas sin darme un beso?

Dámelo, entonces.

Hasta mañana, querida.

Besa en mi nombre a los chicos,

y diles que pronto,

he de estar con ustedes.

Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 15/06/2013)

 

 

 

 

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