¿Qué más?
¿Qué será lo que tenga que hacer?
Si cada vez mi ser está más encerrado en este mundo, si no encuentro la solución a la angustia, ¿Qué haré?, me sobra un cuerpo y más, me sobra un mundo.
¿Cuántas veces empezaré un camino?
Ya miles de caminos he hecho, ya me he preguntado por lo correcto miles de veces, sabiendo que lo que hacía yo, no era lo que debía hacer. Pero el error es una característica del humano, es nuestro oxígeno, errar para seguir…
Atrapado en una ciudad de ciudades, en un cielo dentro de otro cielo, en un mundo perdido en el infinito, ¿Qué me esperará en lo desconocido? ¿O ya estaré en lo desconocido?
Este universo está plagado de misterios, y hasta está la nada incluida en la existencia, y muy poco sabemos de ella, ¿De la nada, nada saldrá? ¿O comenzaremos nuestro existir en la nada misma? ¡¿Del reposo a la acción?!
¡Oh, incógnitas! Todos los signos de pregunta se escabullen en mis pensamientos, la tinta escurre cual mis ideas, algunas no llevan a ningún lugar y otras clavan clavos en mis heridas. ¿Seguiré resistiendo los embates del destino?
¿Y si acaso quiénes están locos son quienes más saben? ¿Y si acaso no hay normalidades? Nunca pude creer en la mediocridad, aunque persista ahí, ante mis ojos, sigo con la idea de que un hombre por más mediocre que parezca es un mundo para conocer.
Aunque algunos prefieran ser inhumanos, rodearse de odio, no me queda más que creer en el amor. Si él no existiese, ya me hubiese volado la cabeza.
Y aunque no sepa si existe como existen las figuras que me rodean, como existe éste que escribe o aquellos que observo vivir, creeré en él. Porque hasta los ateos buscamos a Dios y a aquellas cosas en las que decimos no creer, sino nuestras vidas no tendrían sentido alguno.
¿Y qué me importa si los sentimientos no son conocidos por nuestra experiencia sensorial? ¿Qué hay de eso? Si bien mis sentidos son la causa de mi poesía, también la causa de mi dolor, observo la belleza como observo la destrucción. Por eso me importa sentir más que comprobar, no me creo en una ilusión, estoy vivo, y lo compruebo porque me veo en los demás, y el dolor, el dolor de este mundo, esa angustia, o el amor, son la mayor prueba de que existo. Y aunque no pueda tocar al amor, ni conocerlo, ni adentrarme en sus secretos, ni encontrar una ley general para él como sugieren algunos amargados, sé que existe porque me rodea, y es mi escudo para seguir luchando contra el mal.
Creeré fielmente en el amor, y aunque lo pierda no dejaré de buscarlo, como busco todo, como lucho en este mundo para encontrarme un propósito.
Si hay algo que no comparto es que Dios esté para guiarnos, y menos creo en ese Dios que te impone un reglamento. Si existe un ser superior, no tendría porque vivir observándonos, no le interesaría en absoluto nuestras pequeñas y estúpidas peripecias. Aquel Dios perfecto que nos vendrá a salvar nunca llegará, no busquemos por ese lado: Los humanos cometimos atrocidades y nada ha impedido que ocurran, somos los únicos responsables de nuestro destino.
No vivamos con culpa imaginando pecados que no existen, no creamos en lo que nos dicen aquellos que dicen estar cerca de Dios y están cerca de la mentira. Cambiemos la esperanza por algo mejor: ¡La acción!
- Autor: Martin Fariseo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de junio de 2013 a las 17:31
- Categoría: Carta
- Lecturas: 71
- Usuarios favoritos de este poema: ✫•°˜°•✫ *★* Alexa Danyith✫•°˜°•✫ *★*, mariarl
Comentarios1
Profundos pensamientos... Gracias por lo escrito...
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.