Aunque nadie lo quisiera, es algo inevitablemente cierto.
El hecho de que todos, sin excepción alguna, tenemos enemigos.
Y no hablo de enemigos comunes, como los de las películas.
Hablo de enemigos que no tienen nombres personales.
Hablo de la avaricia, la envidia, la ambición y el orgullo.
Son estos nuestros verdaderos verdugos.
Que se camuflan fácilmente para hacernos la vida infeliz.
Así que hay que estar alerta. Atentos a sus jugadas.
Para hacerles frente de alguna manera, y asi ganarle a la desgracia.
Que cada uno libre su propia batalla.
- Autor: nessava ( Offline)
- Publicado: 16 de junio de 2013 a las 05:04
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 26
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