Estudié con detalle la oferta de tu nombre :
calibré sus dimensiones,
me hundí en sus fundamentos
y terminé perdido en añoranzas.
Para evitar las culpas posteriores
me revestí de escarcha los ojos y el cerebro
no fuera a traicionarme, bien el fuego de tus ojos
o la nomenclatura incompleta de tu cuerpo.
Duramente acorazado, puro filo de cuchillo,
metal puro, diseccioné con rigor los argumentos,
fabricando columnas de gozos y de llantos
a cada lado del papel escrito.
En el centro, flotando, tus palabras
cada vez más lejanas, perdiendo su soporte.
Me queda en la memoria el rictus de tu boca,
una imagen ambigua, pugnando inútilmente
por mantener algún flanco de defensa.
Pero no fue posible. El juicio equidistante,
cayó como una losa entre nosotros, rompiendo cualquier duda,
mientras enarbolaba con firmeza la sentencia.
Su implacable balanza no admitió otro lenguaje
que el delirio de los datos, sumando, dividiendo,
totalizando resultados y ofreciendo las cifras, limpiamente,
siempre en la parte superior derecha.
- Autor: Antonio Fernández López (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de junio de 2013 a las 04:44
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 86
- Usuarios favoritos de este poema: andres fernandez ruiz, Maria Hodunok.
Comentarios1
BUENISIMO, AMIGO, le has dedicado un bello poema, me gusto leerte.
CARIÑITOS DE LUZ.
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