Los gatos son seres metafísicos,
caminan por los bordes del abismo,
se internan entre espesuras de pastos ciegos.
Hay temblores de hombres amorfos que fulguran
y sus manos se pierden entre los montes,
van carcomiendo senderos
sin sembrar las semillas.
Los viejos esteros se llenan de oro y perlado
con serpenteantes honduras
y los pájaros vuelan con el pico enroscado
en pistas de caminos sin pavimento.
Allí mismo el abismo es mínimo
entre cornisas de yeso y cemento,
se alimentan de nieblas sin vida,
ensombrecidos en vicios
de hombres que no trabajan
y al no hacerlo comen estiércol.
Las mujeres pernoctan aciagas
entre senderos de penumbras,
buscando el alimento rancio
que se esconde entre las sombras.
Se abalanzan los vientos,
entre lluvias cálidas de inviernos fríos
y los regueros de charcos se deslizan
por los bordes del pantano,
con mojones sin vientos que los muevan.
Se van fondeando los barcos en la ribera
y entre las tinieblas se pierden
tirando imágenes borrosas,
por un minuto desconsoladas.
Arremeten con entusiasmo las codornices
entre los canales, aspirando aires viciados
donde los renacuajos se van ahogando
entre aguas ciegas de aire.
La luna va desapareciendo
tras nubes espesas.
No hay significados en los poemas surrealistas
o están cubiertos de negruzcas intenciones
inflamadas en ardientes sentidos.
Los fulgores de la luna
van tiñendo de rosado las aguas
como si fueran libros de niños
con las páginas abiertas.
Entre los mañanas que se acaban,
el escritor es un hombre sombrío
para el escéptico sentido
que quiere darle al poema.
CARLOS A. BADARACCO
26/2/13
(DERECHOS RESERVADOS)
- Autor: CARLOS ALBERTO BADARACCO ( Offline)
- Publicado: 11 de julio de 2013 a las 19:47
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 348
- Usuarios favoritos de este poema: clonariel, Xiomiry
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