EL TEMPLO DE LAS LETRAS

Querido amigo, nunca te olvides de este lugar donde tantos poetas vierten su alma, sus valores más enaltecidos, sus sentimientos de paz y trascendencia. Es un lugar de respeto, como un templo sagrado donde surgen desde los aires, desde paredes imaginarias, desde lúgubres rincones, fantasmales signos de veneración. Es el hábitat venerable donde reside la razón, un lugar de misticismo. Al ingresar en él, toda una historia de letras te rodeará, te invadirá y te elevará hasta lo más recóndito de tu misma interioridad. Es la in-sistencia misma, que te proclamará rapsoda, es la esencia misma, la luz interior a través de la cual todos nos hermanamos, es justamente el lugar donde sólo los privilegiados, los pensadores, los filósofos de las letras serán admitidos y no es una secta, tampoco una élite, es simplemente el lugar que te corresponde y aquel que hoy menos se distingue.

Vivirás tratando siempre de encontrar la verdad, lo perfecto, lo ideal, lo eterno, lo inmortal, lo eminente. Es muy probable que nunca obtengas este estado de elevación, pues no te alcanzará la vida para concretar esta aspiración, pero sólo el intentarlo purificará poco a poco la existencia de tu espíritu trascendente.

Alguien dijo alguna vez que “mucho de lo perceptible no es percibido por nosotros”, la causa está en nosotros mismos al no abrirnos a la realidad como se debiera, desde la misma interioridad, desde ese lugar recóndito de nuestro ser en el que descubrimos nuestra propia esencia, aquello que nos hace ser lo que somos y no otra cosa. Advertimos que al mirar a nuestro alrededor hay otras semejanzas y descubrimos con alegría al “otro”, aquel que sufre, que ama, que llora, que ríe  y entre otras cosas más, siente exactamente igual que nosotros.

Llegados a este lugar encontraremos la felicidad, la misma que, a decir de Aristóteles, alcanzaremos después de una vida virtuosa.

CARLOS A. BADARACCO

3/3/10

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