Llegas y te vas.

 Te tomas el atrevimiento aparecerte, así, tan hermosa, sabia e imponente. Te atreves a descontrolar mis sentidos; sin ningún permiso te cuelas en mis sueños ¿No te basta acaso con estar en mi lucidez?

Me besas, me tientas y suspiras en mi piel; temblamos y resbalamos nuestros cuerpos. Revientas, yo exploto… Sonreímos. Pero, ¡al instante!, te vas. Te despides con un beso frio y una mirada burlona.

Solo, me dejas. Agobiado, tal perro fiel comienzo a extrañarte. Enfurezco por dejarme la responsabilidad de explicarle a la existencia tu partida. Cosquillea mi mente y descubro que… No eres más que un recuerdo.