Os saludo amigos.
Intentaré entrar más a menudo aunque no sea tanto como deseo.
Por razones de problemas visuales no puedo estar en el ordenador, por esa razón no podré hacer muchos comentarios, pero abrí para intentar comunicarme poco a poco con todos ustedes porque os hecho mucho de menos.
Un abrazo.
Once querubines has traído al mundo.
Los once fueron mandato divino.
Un esposo retejador y cestero,
de misa y rosario diario,
que un día decidió
llenar su hogar de retoños.
El Señor así lo requería:
misa, rosario diario,
y hacer las cosas
como estaba mandado.
Así, la abuela paría
cada año una criatura.
Sin descanso ni sosiego
trabajaba la señora
para mantener a la prole,
ya que el sustento del esposo
ni para sopas alcanzaba.
Paría sin ayuda
de matronas ni vecinas.
En lo alto de la escalera
agarrada a la barandilla
hacía fuerza para traer
al mundo otra vida.
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Sin reposo ni cuidados,
al día siguiente recorría
la ensenada del puerto
en busca de chicharros y sardinas,
para alimentar a los hijos
que por mandato divino
habían sido concebidos.
Por la sierra de Outes
hacía trueque la abuela,
de pescado por manteca
o “patacas y fariña.”
Cualquier cosa que llevar
para alimentar a su familia.
Joven se ha muerto el abuelo
dejando tras de si gran descendencia
y a una esposa bien servida.
Han pasado los años,
y cada hijo se fue por su lado,
mientras la pobre madre con ilusión esperaba
que algún hijo un día de ella se acordara.
Sueños vanos ha tenido.
Ellos construyeron su nido.
De la anciana se han olvidado
cada uno por su lado.
Aquella hija cercana,
un día de menos la echó.
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Pensando que de visita estaba
en casa de su nieta más amada,
a su madre no buscó.
Una semana después,
muerta en su casa la hallaron.
Tras una larga enfermedad,
los Ángeles se la habían llevado.
Once querubines ha parido.
Once la han llorado.
Mas sola se ha muerto,
sin compañía ni amparo.
El cielo se ha ganado,
haciendo lo que según su esposo
el Señor le ha ordenado.
Ser esposa fiel y fecunda,
madre abnegada y sumisa.
Este fue su destino,
y así lo ha cumplido.
Según su esposo,
misa diaria y rosario.
Hacer las cosas como está dicho
por el “Precepto Divino.
Autora: Escapitina- Luisa Lestón Celorio
Del libro de poemas- DE CORAZÓN-Editado por Arcibel Editores
- Autor: ESCAPITINA -Luisa Lestón Celorio (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de julio de 2013 a las 13:41
- Comentario del autor sobre el poema: Recordando a mi abuela Florentina. Vivió y murió en Galicia a la edad de 80 años en el 1960, tras una vida llena de penurias. Solo la vi una vez por razones de distancia ya que mi padre se casó con mi madre en Asturias y ella vino a pasar un tiempo con mis padres, pero añoraba tanto su hogar y las hijas que había dejado en el pueblo que fue corta su visita. Yo no la recuerdo mas que por fotografía porque era muy pequeñita cunado nos visitó. Traté de contar una pequeña parcela de su vida en este breve relato poemado.
- Categoría: Familia
- Lecturas: 868
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Comentarios6
Hermosas letras... para ella. A las mías jamas las conocí... me agrado leer, amigo.
Saludos cordiales desde Venezuela, que tengas una placentera jornada.
Gracias Carlos. Mi escrito es un pequeño homenaje a las mujeres de mi familia, que en aquellos años tan penosos lograron hacer de sus hijos unas personas muy dignas. Tras este poema colgaré otros para seguir el homenaje.
Desde Asturias España un saludos y feliz domingo.
LUISA
Hermoso homenaje a tu abuela... lo merece pues creo que fue muy triste su vida.
Abrazos Luisa
Sí que lo fue, creo que aquellos tiempos fueron malos para todos.
un abrazo Gisela.
Luisa
Como pudo ser madre de once hijos y morir sola.
Tu abuela siempre será recordada como la madre coraje por sacar adelante a tantos hijos...Los hijos no siempre estamos a la altura de los padres.Un saludo
Eso digo yo amigo. Lo cierto es que los varones todos habían emigrado, y las hijas no vivían en el pueblo, ella para no molestar no quería ir con los hijos, una nieta es la que vivía más cerca, de todas maneras por parte de las dos hijas que estaban más cerca hubo bastante descuido ya que sabían de su enfermedad a demás de los muchos años que tenía. Una lástima si señor.
Un abrazo
Luisa
HERMOSA Y NOBLE TU ACTITUD DE HOMENAJEAR A TU ABUELA CON TAN BELLO POEMA
FELICITACIONES, AMIGA QUERIDA
Gracias Pepita, es lo que me queda hacer, a pesar de apenas haberla conocido, soy hija del último de los hijos, y vivíamos muy lejos de ella, en distinta provincia, los medios de locomoción y económicos o permitía viajar, así sólo la vi una vez siendo muy pequeñita.
un abrazo
Luisa
La verdad mujers así son unicas especiales y bien esta al lado ahora del Señor, gran poema am iga.
besos.
Seguro que así será amiga, bien merecido lo tiene.
Un abrazo amiga.
Luisa
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