La soledad, y no, la perseguía,
enfilo al punto de los cuatro rumbos,
dos gigantes, custodian ese sitio,
los abuelos, con sus raíces me abrazan.
Son reposo, cuando el cansancio agobia,
también me acompañan en meditación,
tantos secretos, que tan sólo pienso,
se ahogan entre sus troncos y ramas,
por sus hojas, vuelan al Universo.
Los cuatro caminos, son mi tránsito,
entre todos, completan a mi vida,
cada uno, está regado con el alma,
de esta existencia en su primera parte.
El de la muerte, donde un verduguillo,
siega la vida, del padre de Valente,
cuando de noche, por allí regreso,
qué tal, si el muertito se me aparece,
con escalofrío bajo corriendo.
El de vida, casa útero materno,
el sitio que abriga y también enjaula.
El tercer camino me lleva al mundo,
fuera del núcleo primario, con otros.
Y el cuarto sendero, es el del amor,
baja en dirección del lecho del río,
dormido en secas, despierto en temporal,
en la orilla, me impresiona su caudal.
La lejana sierra de los volcanes,
su alma, como espuma, pasa en mis ojos,
en las aguas pintadas de dorado,
en la parte seca y alta de un meandro.
Sobre una alfombra, de hierbas y pirules,
vivo el amor que gritaba muy adentro,
no se por qué lo hice, nadie me dijo,
me sentaba, sin moverme, en silencio.
Ruido de agua que corría, pájaros,
que aleteaban al llegar al suelo,
insectos zumbadores en las flores,
mi vista, sin mover, fija en el árbol.
Ojos lloran, cuerpo desea moverse,
sólo quiero que escuches mi lamento,
cada mañana, en toda la semana,
mis ojos tienen vida, en su presencia.
Cómo grito ésto, que siente el corazón,
sólo tu, árbol de pirul, mi confesor,
mi lágrima sin flujo y mi voz seca,
con la mirada le canté, eres mi amor.
Ciclo termina, ella su senda, yo la mía,
abrazarte para sentir tu pulso,
junto a mi, darme cuenta, eres mi hermano,
la vida es tan así, tu me comprendes.
EL POETA DEL AMOR. 14-07-13.
CABO SAN LUCAS, BCS. MÉXICO.
- Autor: arturo maldonador ( Offline)
- Publicado: 15 de julio de 2013 a las 00:15
- Comentario del autor sobre el poema: En lo personal, cuando me pongo a platicar conmigo, me gusta que haya árboles a mi alrededor. Creo que su energía me ayuda a clarificar mi mente. En mis poemas, son testigos y vigilantes de la inspiración que siento me llega. Con ellos me confieso, regaño y contradigo, y me cuento lo que me sucede, son testigos silenciosos de mi habla.
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 211
Comentarios1
ah!
la naturaleza...
amiga de todos
maltratada por nos...
"Te mando un fraterno abrazo desde mi linda amada Colombia del alma mía, tejedora de sueños, ilusiones y pasiones con esperanzas de tener un mundo mejor cada vez que pienso en ello y también cuando lo expreso!!! ¿Quieres ayudarme a tejer? Ven tejamos y construyamos juntos nuestro mejor mundo futuro, ya es hora de asumirlo.”
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