"Vendrá la muerte y tendrá tus ojos-esta muerte que nos acompaña de la mañana a la noche, insomne,sorda, como un viejo remordimiento o un vicio absurdo-. Tus ojos serán una vana palabra,un grito acallado, un silencio.Así los ves cada mañana cuando sola sobre ti misma te inclinas en el espejo. Oh querida esperanza,también ese día sabremos nosotros que eres la vida y eres la nada."Cesar Pavese
La muerte que llegará con sus misteriosas alas, será mejor esperarla para todos los efectos contradictorios.
Recuerdo bien cuando tenia quince años y sufrí una sobredosis de aspirinas, me sorprendió el exceso de tristezas, en ese tiempo Carlos era quien sostenía mi mano, decía que nos necesitábamos, yo no comprendía bien que significaba eso, pero las miles de horas navegando por los libros de su madre, eran suficiente para cada día de lluvia en esa ciudad del puerto, él subía la loma hacia mi casa todos los días, quizá por amor, quizás sabia lo que era amor; lo aprendió en su casa o lo descubrió en un libro...No lo se, tal vez por ser yo esa rareza, esa niña con el alma vieja, ignorante , tierna y demente... O tan solo por los cientos de besos que me lanzo cuando niños de un extremo de la acera al otro, con la picardía de un preadolecente y yo con el desdén de una niña, le devolvía una mirada de enojo y le llamaba tonto, cientos de veces que yo volvía de la escuela y el caminaba hacia ell colegio, cientos de veces por la calle Manabí, justo allí a la altura de la iglesia o en la parada del bus.
Todo plazo tiene que cumplirse y el mismo vecindario quiere decir casi siempre el mismo colegio y los mismos amigos, tres años adelante, pero en el aula siguiente a la mía; "Bellas artes" Colegio publico, donde los pobres podíamos soñar con la belleza .
El amor a la pintura me llevo allí, él, rompiendo con la tradición de su familia dejo el colegio religioso y fue a encontrarse otra vez conmigo, ya para rematar resulto ser el primo de mi mejor amiga, inevitablemente terminamos caminando juntos de regreso a casa.
Poco a poco fui olvidándome de sus guiños de ojos y sus besos volados, ahora contábamos con otras armas; él con su guitarra armaba una parranda donde sea, yo con mi sonrisa le prometía un horizonte, como decirle que no cuando cantaba "amo la costura de tu falda".Un buen día ya no estuvo a tiempo en el colegio, un día y otro día, al pasar por la puerta de su casa pensé !tengo que saber que le ha pasado!...Otra vez la muerte queriendo sorprendernos casi se lo lleva; estaba vivo, un poco mas flaco y con menos sangre pero vivo, me senté en su cama mientras me contaba...Pero en realidad el pensaba en otra cosa, mientras yo solo pensaba en sus heridas, con un beso cerro mis preguntas y este creo que era el segundo porque el primero fue en unas escaleras el día de su grado,en fin, después de esto comenzaríamos a sumar historias como libros leídos. Hasta ese día, casi ya por el fin, unos meses antes de irme, lo recuerdo besándome las heridas en mis brazos, las que me dejaron los sueros cuando las aspirinas asesinas casi me matan.
Un mal día nos sorprendió mi madre en un concierto de guitarra y de besos, después de eso mi hermano, la prohibición para verlo no tardo en llegar, digamos que la muerte no siempre tiene que matarnos para ganarnos la guerra; a veces solo nos rompe algún órgano vital para siempre y él era una neurona imprescindible o el ventrículo izquierdo de mi pecho, era algo así como un inicio y el fin de un pensamiento.
En diecisiete años le he vuelto a ver cinco veces, en esas pocas ocasiones que la ciudad me absorbe y regreso por allí a recordar sus calles, desde lejos, así como al principio de un extremo al orto de la acera, ya no hay besos volados ni conciertos con guitarra, él se quedó con los veinte poemas de amor y yo me traje la canción desesperada.
By Jessica Galan
- Autor: Jessica Galán (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de julio de 2013 a las 14:09
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 74
Comentarios1
Gracias por tu lectura y sobre todo por comentar. Un abrazo.
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