Tercer milenio

Oscar Perez

Tercer milenio

 

Buenos días, muerte, buenos días,

coros desdentados de los átomos ,

células sin mar, casi arrojadas ya al estiércol,

tendidas, extendidas por el nervio

apenas en un hito de músculo y colgajo,

en un harem de sueños parpadeantes,

en una flor de vida arrebatada,

de somnoliento sol que no amanece,

de trepidante grieta en la memoria de la historia.

Algunos vivirán contra el sarcasmo,

ardiendo en un girón de desventura,

acéfalos y en pares, desterrados

o huérfanos de pan, pidiendo en suma

la sana revisión de sus orgasmos.

Los muchos morderán un pan de fierro,

un diente de metal, como un caballo

que, eléctrico, patea las cornisas

de toda sinrazón sin aguisado,

que llueve en las violetas de los ojos,

que abunda en esas bolsas tutelares

y agrava el semi gesto de la fuga ´

porque no están aquí las viejas esperanzas.

Saludo pues a lomos de la duda,

en brazos del desierto, en las almohadas

de tanto ya no ser que se corona

de piedra y pugilato contra el agua.

¿Acaso alguien te amó mientras caían

las bombas del dolor, las del petróleo,

las guerras sin final que nos castraron,

las leyes que ampararon siempre al rico

y al pobre lo expusieron con su pena?

¿Acaso alguien volvió por tus juguetes,

te trajo el porvenir entre sus manos,

siquiera parpadeó al verte tan quieto,

ya muerto y fantasmal, ya renovado

en humus, en detritus, en orines?

¿Acaso este milenio es lo que esperan,

el árbol por nacer, la ola que siguen

los ríos por hallar el mar amado,

la boca que dirá nuevas palabras,

la lengua que en papilas de la noche

estrellas traerá para que alumbren

al íntimo al bendito y bien amado?

¿Acaso esta es la hora del abrazo,

justito cuando pierdo extremidades,

mi mano en un  balcón, mis ojos verdes

en un ausente ser que ayer amaba,

mis pies en el rescoldo de una fiesta

y mi cabeza, sobre todo mi cabeza,

en la corona inmaterial de un dios vencido?

No quiero tantos tronos para el hambre,

no quiero más palacios para el odio,

no veo florecer ni cicatrices,

ni costras que nos digan que aprendimos,

que somos tras los hijos los que heredan

las redes y el navío del futuro.

¿Acaso alguien vendrá que traiga el agua?

Mis buenos días doy, pero enseguida

me enceguecen con un palo, con la muerte,

con un palo, buenos días, con la muerte,

con un  palo, buenos días, con un palo,

con un palo, con un palo, buenos días.

 

http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/

 

19 07 13

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Comentarios +

Comentarios1

  • Poemas de Pepita Fernández

    Los dueños del poder del mundo entero no saben que existe un prójimo al que se debe amar ........
    PRECIOSO POEMA , DESGARRANTE AL LEERLO
    UN BESO, OSCAR

    • Oscar Perez

      Y amar a todos, dueños o no dueños, saludos.-



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