Pico dorado, que alzas tu esplendor
sobre el acantilado de la vida.
Muchos hombres murieron en tu interior,
tarde supieron: sólo había ida.
Zigurat de oro. Afán conquistador
al buscar tu tesoro; acto suicida.
Nunca hubo montaraz ni explorador
de hallar capaz su argéntea cabida.
En tus entrañas polvo se mutaron.
Fueron como alimañas siempre hambrientas
tras un botín. Egoístas que pecaron.
Se lamentan al fin de horas muertas
cuando no queda más que las tan lentas
llamas. Jamás volvieron tras sus puertas.
Iraultza Askerria
- Autor: Iraultza Askerria ( Offline)
- Publicado: 20 de julio de 2013 a las 15:06
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 121
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