ANTE LA BOCA DEL OLVIDO

Eduardo Albarrán

A la orilla de lo que existe

en el mundo, mi corazón

divisa una gota que cae,

precipitadamente en aquel

torrente de sol, entre esos

dos valles.

 

Mente con mente soy.

Corazón con corazón,

quieto, inocuo, miro a mi

alrededor.

 

Entre mis manos enlazadas,

una a la otra, como amante 

con amante, como dolor con

color, se crea un techo a dos 

aguas hecho de carne.

 

Sosteniéndose con muros

de mis brazos, temblorosos 

están, y entre piernas se crean

de lo que baja desde arriba

de ese techo, desde

mis manos, charcos y mas charcos de

dolor.

 

Entre el canto matinal

de la ave, del estupor de

una flor que nace, en medio

de todo ello, está alguien,

alguien, mi otro yo.

 

Y entre árboles y malezas,

cubro mi cuerpo vehemente 

desnudo de alma, lleno de 

fulgor.

 

¡Dios mío, que vorágine 

tan sordamente sorda!,

tan impetuosa ante la 

pobre vida. Tan sorda 

que aviva entre una

y otra costilla, que me agita 

y agita a chopos de humo,

y a abejas aletargadas de sueños

vacíos.

 

Colmena sin miel,

mar sin agua, vida sin 

sed, amor sin muerte.

Hombre sin esperanzas,

latidos sin motor.

 

Erguido me encuentro yo, 

erguido y con un dolor de 

pecho y sabor amargo

de lengua.

 

Recojo entre arroyos de agua

seca, entre peces de piedra,

entre sueños dormidos, algo virgen,

algo callado y sereno. Tan solo se 

escucha de mi un gemido dado

al viento, representación 

acústica de un tú que creía

perdido en mi memoria,

perdido ante la boca del olvido.

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Comentarios +

Comentarios1

  • El Hombre de la Rosa

    Un genial y hermoso poema amigo El Astillero Nomada
    Saludos de Críspulo



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