Me acerqué al puerto y allí estaba ella, mi barca de los deseos, permanecía escorada a babor, esperando con pasividad la llegada de la pleamar, para surcar con la misma alegría de cada día, ese mar que le proporciona un sutil balanceo..
La contemplo en su obligado descanso..
Ella, no cesa en recordar una y otra vez, sus vivencias, observando el devaneo del oleaje con cresta de espuma blanca..
En su ánimo, alienta y persiste la idea, de partir a surcar el lugar de sus sueños.. allí donde el mar se muestra embravecido, y el cielo se acerca tendiéndole su manto de cobijo.
Cuando por fin, llegó el momento de su partida, la contemplé con serenidad, viendo como se confundía en el horizonte entre el cielo, el mar y mis deseos..
Ella me hizo suyo, escudriñó mi mente, logrando que poco a poco me sintiera dependiente, hasta el punto de llegar a perder parte de la razón...uno de los pocos bienes que disponemos los seres humanos que nos hace sentirnos, eso, humanos!!!
A pesar de los pesares, reconozco mi cautividad, puesto que mi pensamiento no desiste en volar para adentrarse en ese mar de aventura..
- Autor: emiliodom ( Offline)
- Publicado: 24 de julio de 2013 a las 03:40
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 101
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios3
Una hermosa y bella prosa literaria amigo Emiliodom
Saludos de afecto y de amistad
Críspulo Cortés Cortés
Gracias a ambos por vuestros comentarios
Un saludo
Emilio
Hola Paco José:
Siempre es conveniente tener emociones, sin ellas al igual que las ilusiones, siempre nos faltará algún motivo o aliciente para seguir adelante y transitar por los senderos de la vida con mayor ilusión.
Un saludo.
Emilio
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