El beodo narraba dificultosamente,
con hipos de agonía y vahos de aguardiente,
que él, residuo de hombre sin vigor ni decoro,
era el único dueño de un singular tesoro.
Y vi en su mano torpe, tal como una serpiente
de escamas de oro puro, una trenza reluciente:
su tesoro romántico, su reliquia (aunque ignoro
de quién era la trenza de cabellos de oro).
Y una noche de lluvia se colgó de una rama
y un rechinar de dientes epilogó su drama
de recorrer a tientas las brumas del alcohol...
Y allí lo vimos todos al inflamarse el día,
y en su cárdeno cuello la trenza relucía
cual si se hubiese ahorcado con un rayo de sol.
- Autor: Esperpento ( Offline)
- Publicado: 24 de julio de 2013 a las 23:03
- Comentario del autor sobre el poema: Poema completamente de José Ángel Buesa que he publicado porque no lo vi por ninguna parte de este portal. Creo que este poeta realmente merece más reconocimiento del poco que ya tiene.
- Categoría: Triste
- Lecturas: 29
Comentarios1
Me encanta José Angel Buesa pero nunca había leído este poema. Los que he leído son del tipo amores imposibles. ¡Qué bien que lo hayas rescatado!
En mi muro tengo la Balada del Loco Amor.
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