El hombre se levantó de su silla
Exigió, suplicó, lloró, rogó,
No dejó nada por hacer
Quería la verdad
Nadie supo que decirle
Fue más fácil pensar que estaba loco
Nadie entendió que era su vida
La que estaba en juego
El hombre insistió
Era el día de su justificación
Lo había decidido en ese instante
Les dijo a todos, he amado
Hace tanto tiempo que ya ni es recuerdo
Nadie contestó
Gritó a todos, son mis hermanos
No lo entienden, son mis hermanos
Poco a poco lo abandonaron
El círculo de visitantes se fue raleando
Quedó él con sus dudas y sus miedos
Se negó a temblar por eso
Sabía que se estaba haciendo cargo
Toda la desdicha del mundo era suya
En ese instante
Se arrodilló, miró hacia Dios
Le pidió una señal, no la tuvo
Miró hacia el suelo, supo entonces
Supo entonces sabiamente
Nadie lloraría ya su muerte
- Autor: horaciojose ( Offline)
- Publicado: 27 de julio de 2013 a las 10:29
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 63
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios3
ah!!!!
prefiero pensar que siempre tendré un doliente
o mejor un acompañante
aunque sea para mi muerte celebrar
porque así mi nacimiento trajo regocijo
asi, así... espero sea mi muerte
porque pasaré a mejor estar... creo
¿o... será que no?
gracias por compartir
cuando entiendas que la soledad es tu estado natural y que no hay que combatirla, sino solo acompañarla, sera tu amiga
cariños
ah!!!
soledad me gusta
solo a raticos
aunque consciente soy
que solos nacemos
y solos morimos...
Abrazote!!!!
solos, somos un ente único y gregario, cada personaje es una unidad irreemplazable, gracias a Dios
😉
fin
fin
Una hermosa muestra del buen hacer poetico amigo Horacio José
Saludos de amistad y de afecto
Críspulo
gracias estimado colega
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.