- LA CADENA INDUSTRIAL -
Su discurso fue brillante.
Todos esperábamos que así fuese,
él también.
Luego, más tarde,
cuando los aplausos
deslucieron su porte
y volvió a sospechar de su sombra,
se refugió, hasta el próximo discurso,
tras el cristal opalescente
donde defecaba sus dudas.
Jamás supimos de hedores:
la ingeniería a su servicio
sublimaba sus miserias
con abono para fecundar campos
de hoja empática muy rutilante
que daba trabajo a miles de manos,
que escuchábamos los discursos
y que los recibíamos brillantes,
tal y cómo se esperaba.
Kabalcanty©2012
- Autor: Kabalcanty (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de julio de 2013 a las 18:03
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 157
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