Tu dale, que yo le doy
al Silbo del dale
de Miguel Hernández
y silbando me voy
mientras el trigo se nieva
la piedra se pone mansa
el aire al molino le arrea
y lo inacabable se alcanza
y muy tierno
silbando va el cabrero
que llega el monte
donde nada se esconde
e inmóvil se queda
ante un candil de cera
que hecho lucero
va abriendo el cielo
mientras su alma
recibe la calma
y la gracia de Dios:
la inmaculada concepción
a que tú dale
que cuando yo le doy
pierdo los modales
y así estoy yo
pertenece a mi cuarto libro “Cogidas al vuelo”
Comentarios1
Y dale que dale, dale!! Contagia la fuerza de su poema mi amigo...bellos versos que nos traen en el aire el espiritu de lucha del recordado poeta "cabrero"...Un placer leerle, reciba un cordial y afectuoso abrazo.
Luzbelito
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