Puedo pasar las horas
Haciendo cosas
Todas para distraerme
Pero la noche se cierne
Y con ella el dolor.
Los recuerdos,
Que me esfuerzo por alejar
Más fuerte se apegan
En mi corazón se quedan
Para nunca olvidar.
Doce de la noche,
Noche común y corriente
Cualquier noche mía
Que se transforma en día
Y no puedo descansar.
Y atacan de nuevo
Los fijos momentos
Tu cuerpo al frente
Sin corazón latiente
Ya no despertarás.
Salió contenta
Le dije te quiero y se fue
A las once sonó el celular
Que triste noticia me ibas a dar
Que ya no tendría mamá.
Sola me quedé
Por siete horas eternas
En el dolor y aislamiento
Un grito y un lamento
Fue lo que soltó mi voz.
A la medianoche
Viajaba a Rancagua
Entre carretera y luna
Se me hacía la una
Y a las tres llegué.
Te vi llena de tubos
¿Qué se siente?
A los ojos del médico pregunté
“Para esto estudié”
Dijo mirando hacia un lado.
De tres a ocho de la mañana
En la uci de un hospital
La tristeza me embarga
Pero no soy la única con carga
Otros sufren también.
No soy sólo yo
Quien aguarda por noticias
Hay más gente en vela
A quienes mata la espera
En aquel frío lugar.
Las fotografías
Saltan una tras otra,
Tendida en una camilla
Lucía tu cara amarilla
La máquina te mantenía viva.
Caminé a tu lado
Sin ni un pensamiento
Y tu mano tomé
Tus canciones canté
Las de la Violeta.
Fue así por cinco días,
De la casa al hospital
No supe de comer
Sólo te iba a ver
Aunque ya sabía el final.
Todos decían ten fe
Los milagros pasan
Mas diagnóstico tenía
Que sólo esperar había
No quedaba nada más.
Cuatro diez de madrugada
Me despertó el teléfono
Ya sabía al contestar
La noticia que me ibas a dar
La muerte había llegado.
Y al día siguiente
Tuve que vestirte
En la morgue te hallé
Con un beso en la frente sellé
Tu partida al cajón.
Todas las noches
Se repite la película
Escena a escena
Se apreta la cadena
A mi frágil corazón.
Las noches llegan
No importa el día
Será así por siempre
A menos que la Muerte
Termine mi andar.
Resopla con fuerza,
Mi alma acongojada
Pues ya no queda nada
Y en mi piel tallada
Otra noche se pasó.
Y así termino estos versos
Son cien los que cuento
Que son por padecimiento
Un suspiro y un lamento
Me salen del corazón.
- Autor: Consuelo Soto ( Offline)
- Publicado: 8 de agosto de 2013 a las 13:07
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 106
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